viernes, 22 de julio de 2011

VIOLENCIA DE GENERO, programa Nº 62 del 22 de julio del 2011

Raíces de la violencia contra la mujer
La violencia contra la mujer está ligada a la consideración de la mujer que se desprende de la familia patriarcal. La humanidad en sus orígenes pudo estar constituida por comunidades matriarcales, así lo expuso Lewis Henry Morgan, considerado uno de los fundadores de la antropología moderna, en su libro La sociedad primitiva en 1877. «La abolición del derecho materno fue [pudo ser] la gran derrota del sexo femenino».11 Actualmente la familia patriarcal puede aparecer desdibujada tras siglos de esfuerzos de la mujer por emanciparse; en sus orígenes, convirtió a la mujer en objeto propiedad del hombre, el patriarca. Al patriarca pertenecían los bienes materiales de la familia y sus miembros. Así, la mujer pasaba de las manos del padre a las manos del esposo, teniendo ambos plena autoridad sobre ella, pudiendo decidir, incluso, sobre su vida. La mujer estaba excluida de la sociedad, formaba parte del patrimonio de la familia, relegada a la función reproductora y labores domesticas.
En la Roma clásica, en sus primeros tiempos, es manifiesta la dependencia de la mujer, debiendo obediencia y sumisión al padre y al marido.
Este modelo de familia patriarcal ancestral sufrió durante la República y el Imperio numerosas modificaciones. El derecho sobre la vida de la mujer fue abolido. A ésta se le seguía reservando la pena de muerte en determinados supuestos, pero ya no era el marido el que decidía sobre ello, siendo la comunidad la encargada de juzgarla. En determinados momentos la mujer llegó a conseguir una cierta emancipación: podía divorciarse en igualdad de condiciones con el hombre, dejó de mostrarse como la mujer abnegada, sacrificada y sumisa y en la relación entre esposos se vio matizada la autoridad del marido. Esto ocurría principalmente en las clases altas y no evitó que la violencia siguiese dándose en el seno del matrimonio «dirigida a controlar y someter a las mujeres mediante la agresión física o el asesinato».13
Los avances que pudieron darse durante la República y el Imperio romanos desaparecieron en el periodo oscuro del medievo. Una sociedad que rendía culto a la violencia, la ejerció también contra las mujeres y estas se convirtieron frecuentemente en moneda de cambio para fraguar alianzas entre familias. «En las clases más bajas, además de cumplir con la función reproductora, constituían mano de obra para trabajar en el hogar y en el campo».14
En esta historia han jugado un papel importante las religiones, suponiendo una justificación moral del modelo patriarcal: «Las casadas estén sujetas a sus maridos como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia y salvador de su cuerpo».15
Otra consecuencia del patriarcado ha sido la exclusión histórica de la mujer de la sociedad; estando excluida de todos sus ámbitos: el cultural, el artístico, el político, el económico… Siendo ésta otra forma de violencia ejercida contra la mujer.
No es hasta la revolución industrial en occidente, cuando se permite a la mujer participar en la vida social, que verdaderamente comienza una trayectoria de emancipación. No obstante, los usos y abusos cometidos contra las mujeres durante siglos, se ha demostrado difíciles de erradicar.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Violencia_contra_la_mujer
ARTICULO 2º - Objeto. La presente ley tiene por objeto promover y garantizar:

a) La eliminación de la discriminación entre mujeres y varones en todos los órdenes de la vida;

b) El derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia;

c) Las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar y erradicar la discriminación y la violencia contra las mujeres en
cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos;

d) El desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional sobre violencia contra las mujeres;

e) La remoción de patrones socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad de género y las relaciones de poder sobre las mujeres;

f) El acceso a la justicia de las mujeres que padecen violencia;

g) La asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las áreas estatales y privadas que realicen actividades programáticas destinadas a las mujeres y/o en los servicios especializados de violencia.
ARTICULO 5º - Tipos. Quedan especialmente comprendidos en la definición del artículo precedente, los siguientes tipos de violencia contra la mujer:

1.- Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato o agresión que afecte su integridad física.

2.- Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación o aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia o sumisión, coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación.

3.- Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de mujeres.

4.- Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a través de:

a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes;

b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos patrimoniales;

c) La limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades o privación de los medios indispensables para vivir una vida digna;

d) La limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario menor por igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo.

5.- Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación,
desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.

ARTICULO 6º - Modalidades. A los efectos de esta ley se entiende por modalidades las formas en que se manifiestan los distintos tipos de violencia contra las mujeres en los diferentes ámbitos, quedando especialmente comprendidas las siguientes:

a) Violencia doméstica contra las mujeres: aquella ejercida contra las mujeres por un integrante del grupo familiar, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra, que dañe la dignidad, el bienestar,
la integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, la libertad, comprendiendo la libertad reproductiva y el derecho al pleno desarrollo de las mujeres. Se entiende por grupo familiar el originado en el parentesco sea por consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o noviazgos. Incluye las relaciones vigentes o finalizadas, no siendo requisito la convivencia;

b) Violencia institucional contra las mujeres: aquella realizada por las/los funcionarias/os, profesionales, personal y agentes
pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos en esta ley. Quedan comprendidas, además, las que se ejercen en los partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, deportivas y de la sociedad civil;

c) Violencia laboral contra las mujeres: aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados y que
obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la realización de test de embarazo. Constituye también violencia contra las mujeres en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual remuneración por igual tarea o función. Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral;

d) Violencia contra la libertad reproductiva: aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre los nacimientos, de conformidad con la Ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable;

e) Violencia obstétrica: aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929.

f) Violencia mediática contra las mujeres: aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres.
Perfil del Agresor de Violencia Doméstica
Por:
Prof. Gloria M. Molina Castro
Prof. Antonio Fernández

La violencia doméstica no siempre resulta fácil de definir o reconocer. En términos generales podría ser designada como el uso deliberado de la fuerza para controlar o manipular a la pareja o a la prole. Pero, es algo más que eso, también trata del abuso psicológico (emocional), sexual o físico habitual. Sucede entre personas relacionadas afectivamente, como son hombre y mujer en una relación legal o consensual, o adultos contra los menores que viven en un mismo hogar. Además podría ocurrir entre parejas del mismo sexo. El tipo de violencia que no es fácil de reconocer es el abuso psicológico contra la víctima. Destruir la autoestima de una persona sistemáticamente mediante críticas, desprecios, abandono o insultos son formas de violencia. No cabe duda de que a veces los golpes a la estima de otra persona son mucho más dañinos que los golpes al cuerpo y dejan heridas más profundas. Las víctimas de este tipo de violencia por lo general continúan sufriendo calladamente y por eso no reciben la ayuda que tanto necesitan. Las heridas de una persona golpeada en su cuerpo pueden ser visibles y esta persona puede recibir ayuda. Sin embargo, la que es golpeada sistemáticamente en su psiquis, en su estima, no tiene heridas físicas que mostrar a los demás para poder pedir ayuda. Como este tipo de abuso o violencia doméstica ocurre mayormente en la privacidad del hogar, generalmente pasa desapercibido, a veces durante muchos años. Además, generalmente la violencia verbal o psicológica precede a la física.
Se reconoce los efectos devastadores de la violencia en el contexto familiar y por ende en la sociedad puertorriqueña. La violencia en la relación de parejas es producto de la desigualdad que establece roles y expectativas diferentes para los hombres y mujeres tomando como base estereotipos sexuales que, generalmente, subordinan la mujer al hombre (IGODI 20005). El control económico, restricción de la libertad, las amenazas y el privilegio de ser hombre, son sólo algunas de las formas de ejercer el poder y el control.

Base conceptual para entender la violencia doméstica como fenómeno social
Los factores asociados a la violencia doméstica y la conducta agresiva pueden ser explicados a través de las bases conceptuales de: la teoría de aprendizaje social (Bandura, 1986; Feldman, 1999), el marco conceptual de prevención (Pransky, 1991). Lo que propone el primer enfoque es que la violencia doméstica puede ser consecuencia de patrones de crianza mal adaptados por la persona que inflige en esta conducta. Es decir, estudios señalan que los y las menores que han estado expuestos a la violencia doméstica en su hogar pueden convertirse en agresores porque aprendieron que este tipo de conducta es "adecuada" en la familia y quizás no aprendieron otras destrezas o habilidades para llevar a cabo al momento de tratar con su pareja o cónyuge
(Díaz Santana, et. al. 2001). Un hijo o una hija que presencie el maltrato constante por parte de su padre hacia su madre, puede repercutir en que éstos tengan el mismo patrón de conducta hacia otros miembros del hogar o hacia sus pares. Si él o la menor observa que a través de golpes o insultos la víctima hace lo que el victimario desea, éste puede imitar esta conducta cuando desee algo de una persona. Más aún, si este comportamiento no conlleva ningún tipo de consecuencia (o castigo), éste puede llegar a convertirse en un patrón de conducta (IGODI, 2005).
Por otro lado, Pransky (1991) señala existen factores que contribuyen y minimizan la conducta agresiva en situaciones de violencia doméstica. Entre los factores que contribuyen a este problema están las influencias culturales, el estrés ambiental y social, factores orgánicos, la pérdida de oportunidades y la disfunción familiar. En el primer factor se encuentran la influencia de los medios que promueven la violencia en contra de animales, hombre, mujeres, ancianos y menores. Ejemplos de estos programas son los dibujos animados, telenovelas, películas, entre otros. La socialización de la cultura puertorriqueña es una de tipo patriarcal donde los roles son aprendidos de acuerdo al género. Como por ejemplo, se observa que desde la infancia cada género tiene su color (niños el
azul y niñas el rosa); al parecer los juguetes llevan sexo: carros para niños y muñecas para niñas; “las niñas se tienen que sentar con las piernas juntas y recogidas, deben ser débiles, finas y delicadas, los niños no pueden llorar y deben tener muchas novias”. Todo esto contribuye a la formación de género permeada por el machismo en el agresor.
El estrés social y ambiental es otro factor que contribuye a la conducta del hombre agresor. Éste está relacionado a la pérdida de trabajo, bajo ingreso y nivel de educación. Sin embargo, se ha encontrado que el maltrato ocurre en todos los niveles económicos y educativos, no solamente en las personas socioculturalmente marginadas. Según Pransky (1991), la conducta del agresor puede estar relacionada a la pérdida de control emocional y al abuso de sustancias químicas (alcohol o drogas) por parte de éste. Otro factor muy importante que contribuye al mantenimiento de la conducta del agresor lo es principalmente la disfunción familiar. El otro nivel de conflicto familiar y la exposición de los niños y las niñas a éstos pueden contribuir a la propagación de la violencia doméstica entre sus miembros. Por ejemplo, un menor que sea testigo de maltrato puede que repita esta misma conducta en la adultez, aprendiendo que ésta es la forma en que se puede llevar ‘saludablemente’ una relación de pareja.

Fuente: www.ramajudicial.pr/miscel/conferencia/.../17_Ponencia-Agresores-v-d.pdf
Perfil del maltratador y de la víctima

Vamos a definir las características de las dos personas involucradas en una relación de maltrato, entendiendo que ambas partes funcionan de manera patológica.
El hecho de que este tipo de situaciones duren años y se perpetúen en el tiempo, nos da a entender que ambas partes funcionan de manera patológica, sino no se podría entender el aguante del maltratado durante años.

La víctima
Vamos a empezar por la víctima , que vamos a caracterizarla desde varios frentes.
En primer lugar, la autoestima y el valor que estas personas se dan a sí mismas es muy bajo, y nada tienen que ver con su nivel intelectual.
Ya sea una mujer de clase alta como una más humilde, el maltrato aparece de la misma manera y ocasiona en las mujeres efectos comunes.

Ausencia de cariño y afecto
A menudo son mujeres con un historial muy pobre de cariño y afecto. Procedentes de familias en las que se han valorado otras cosas, están acostumbradas a ser poco valoradas por el entorno o a que no se les preste atención, con que, cuando su pareja lo hace en los primeros momentos, les resulta algo normal o al menos conocido. Lo pueden incluso aceptar como parte habitual en sus relaciones y no se quejan hasta que es demasiado tarde.
Realmente, el hecho de tener alguien con quien compartir sus vidas, las convierte en muy dependientes de esta relación y es un factor que ayuda a la perpetuación del problema.
Poco valoradas
También aparece en ellas un concepto de sí mismas muy pobre, no desarrollando sus potenciales en otras áreas, ya que se quedan aisladas en la casa; algunas bien situadas y con trabajos estables si consiguen valorarse a sí mismas por los logros en el trabajo, aunque las demás áreas se vean afectadas. Tengamos en cuenta que una víctima de maltrato poco a poco se encuentra más aislada de su entorno social y sus relaciones interpersonales disminuyen desde el principio, ya se encarga el maltratador de inculcar miedo para que no pueda comunicarse con nadie.
Falso concepto de la pareja
Otro frente importante de problemas para la víctima está en su razonamiento sobre las relaciones interpersonales, lo que significan para ella y sobre todo a nivel de pareja. Ésta mujer va a tener muchos déficit o muchos pensamientos erróneos que también van a ayudar a que se mantenga pasiva ante el problema.
Suelen elegir a personas que aparentan seguridad en sí mismas, lo cuál se contrapone a su propia personalidad y por ello aprenden en un primer momento de la relación a idolatrarlas.
Se produce una ilusión ante la relación que es un engaño ya que nada es tan bueno. Su necesidad de protección las lleva a buscar a este tipo de personas, realmente, más tarde esto se vuelve en su contra.
Los demás importan más que uno mismo
Debido a su necesidad de afecto y de valoración por parte de los demás, se dedican a dejar de lado sus necesidades y a cubrir las de su pareja, con el fin de no ser abandonadas y de ser queridas para siempre.
Es una dedicación absoluta que demuestra su dependencia emocional. Llamadas a todas horas, necesidad de estar juntos en cada momento, preocupación excesiva por todas sus cosas; todo esto es el caldo de cultivo que ayuda al maltratador a empezar a actuar.
Sabe cuales son los puntos débiles de su pareja y la atacará por ahí. Por eso son habituales las críticas, los resentimientos, las culpabilidades, etc. La víctima acaba por creerlo todo y se hunde en un pozo sin salida.
Miedo a la soledad
También aparece un miedo a la ruptura y a la soledad cuando todo acaba , de tal manera que esto les ayuda a mantener la relación.
Por otro lado, cuando termina se encuentran perdidas y por ello a veces vuelven a perdonar al agresor o a citarse con él de vez en cuando bajo la idea de que no volverán a engancharse. Cuando lo lógico sería no querer volver a verles nunca más.
Este tipo de incoherencias de pensamiento son muy habituales y forman parte del trastorno emocional en el que se hayan sumergidas.
La ansiedad y la depresión son síntomas típicos.
Se encuentran tristes y abatidas, por ello se muestran a menudo pasivas ante el problemas e indefensas.
Sus pensamientos erróneos las hacen dar muchas vueltas sobre las consecuencias de la ruptura , de estar solas, etc
El agresor
Ahora pasaremos a las características del agresor, que como podremos comprobar se solapan muy bien con las de su víctima, dándose la mezcla perfecta para que se dé el maltrato.
Muy dependiente
El agresor también va a ser una persona muy dependiente a nivel emocional, lo que le diferencia de su víctima va a ser el carácter agresivo para mostrar esa dependencia.
Confiado y altivo
Aparecerá altivo, seguro de sí mismo, confiado con la pareja, seguro del no abandono; en contraposición con su pareja necesitará la humillación y la sumisión del otro para estar contento ya que así no peligra su situación de poder. Con lo cuál ambas partes se compaginan muy bien.
Cada uno le da al otro lo que necesita para cubrir su necesidad de afecto, el problema es que se sobrepasan los límites y se llega al maltrato físico y psicológico.
Sentimientos contradictorios
A menudo tienen sentimientos diferentes hacia la pareja, la necesitan y la quieren pero sienten hostilidad hacia ella como forma de canalizar sus carencias de tiempos atrás (infancia, adolescencia).
Son afectos positivos y negativos que ayudan a odiar a la pareja pero a necesitarla siempre a su lado y con él.
Celosos
Suelen aparecer los celos patológicos sin fundamento, también acosan, humillan y controlan a la pareja en todo lo que hace como forma de camuflar su necesidad de dependencia y su baja autoestima.
Muchas carencias escondidas
Todo está camuflado debajo de una coraza de fortaleza, pero realmente es una personalidad patológica con muchas carencias y muy poca valoración sobre sí mismo, a menudo son incapaces de mostrar sentimientos hacia el resto de las personas y este embotamiento emocional les ayuda a actuar, unido muchas veces a alcoholismo o drogadicciones.
Por todos estos motivos, las rupturas con un maltratador son tan complicadas, pueden suplicar y mostrar sus debilidades o en el otro extremo vengarse de la pareja, aumenta su obsesión celosa y la necesidad de posesión, no aceptan la idea de que la otra persona rehaga su vida y deciden acabar con ella. Este es el motivo de tantas muertes al cabo del año.
Realmente el maltratador es una personalidad patológica sin conciencia del problema puesto que a menudo se vé reforzada por la actitud de su compañera, no queremos decir con esto que la mujer sea culpable de la actitud del marido, sin embargo sí son propensas a elegir este tipo de relaciones complicadas debido a sus debilidades y su curación debe ir encaminada a desmontar sus errores referentes a la relación de pareja, a reforzar su autoestima y a coger las riendas de sus vidas.
Fuente: http://mujer.terra.es/muj/articulo/html/mu29384.htm
Adolescentes alertas ante violencia de género
Por Marcela Valente
BUENOS AIRES, may (IPS) - "Si lo hubiera sabido cuando era joven (…)" o "si me lo hubieran dicho". Esas son algunas de las reflexiones de muchas mujeres adultas que llegan al servicio especializado de atención a víctimas de la violencia de género instalado por un municipio cercano a la capital argentina.
La confesión, repetida, derivó en la creación del Programa de Prevención de la Violencia de Género en la Adolescencia en el distrito de Tigre, en la oriental provincia de Buenos Aires, para que las jóvenes estén alertas frente a la violencia. "El objetivo es sensibilizar a los adolescentes, tanto varones como mujeres, en las representaciones de género y promover relaciones afectivas saludables entre ellos", declaró a IPS la coordinadora técnica del programa, Laura Ferreira.

Tigre está ubicado 35 kilómetros al norte de la capital argentina y tiene una población cercana a los 340.000 habitantes. En 1996, el asesinato de una joven de 17 años a manos de su novio que le propinó 113 puñaladas conmocionó al distrito.

Como consecuencia de esa tragedia, se desarrolló una política centrada en los temas de violencia de género y se crearon instituciones públicas para atender el problema. Ahora el blanco de esa política son los y las adolescentes.

Los especialistas hicieron una encuesta en todas las escuelas secundarias del municipio e impartieron talleres para reflexionar sobre las representaciones de género y para revisar la construcción estereotipada de roles entre los sexos.

Los resultados fueron publicados en un informe que lleva el título del programa y que pone en contexto el fenómeno de la violencia de género en la primera juventud.

El estudio recuerda que, en Argentina, una de cada cuatro mujeres es víctima de alguna forma de violencia y que durante 2010 se registraron al menos 260 feminicidios (asesinatos que se encuadran en la violencia de género), en la gran mayoría de los casos perpetrados por sus parejas o ex parejas.

"La edad de las víctimas oscila entre 19 y 50 años, lo que nos permite suponer que la violencia en el marco de las relaciones afectivas se inicia tempranamente y que sus consecuencias pueden ser fatales", advierte la investigación.

Menciona también la labor de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en enero de este año recibió 657 denuncias de violencia, 78 por ciento de las cuales tienen como víctimas a mujeres.

"En la provincia de Buenos Aires, una mujer es asesinada cada dos días", alerta la pesquisa.

También remarca que es más probable que una mujer muera en el distrito asesinada por su pareja o ex pareja que por un accidente de tránsito o un intento de robo.

Las situaciones de violencia crónica con episodios de maltrato comienzan en el noviazgo, por eso "la prevención de la violencia debe realizarse no solo con mujeres adultas sino en todas las franjas de edad e incluyendo ambos sexos", reza el informe.

En esta perspectiva, los adolescentes son considerados "particularmente vulnerables por la fragilidad propia de la edad y porque es el momento en que se inician las relaciones de pareja".

En ese marco, el gobierno de Tigre avanzó en un plan de contención y asistencia a mujeres víctimas de violencia, creó una comisaría policial de la mujer y una fiscalía que recibe denuncias e investiga casos de violencia de género.

La comisaría, que se ubica en la localidad de Pacheco, recibió en octubre último unas 700 denuncias por violencia de género y un centenar que refieren a maltrato y abuso contra niños y niñas.

Luego se trabajó en el nivel preescolar y en las escuelas primarias con los maestros y maestras, para reflexionar sobre los roles estereotipados de varones y mujeres en los libros de texto, en los rincones de juego y en el uso de los espacios escolares.

Finalmente la tarea se centró en los adolescentes. El programa no sólo se limita al diagnóstico y reflexión. "Comenzamos a trabajar en la sensibilización y capacitación de los docentes para que esto tenga continuidad", dijo Ferreira.

El trabajo con los adolescentes reveló que cuando una mujer es criada para ser "débil" y el varón para ser "macho y fuerte" se sienta las bases de relaciones de poder asimétricas que posibilitan, en ocasiones, el ejercicio de la violencia. También se vio que los varones encuestados duplican a las mujeres en el ejercicio de la violencia hacia sus parejas, porque "están socializados para responder a un modelo masculino hegemónico que resalta la potencia sexual y la fuerza física, el rol de proveedor, la represión de los sentimientos y emociones, y la exposición al riesgo".

La investigación advirtió, además, acerca de la alta correspondencia que aparece entre violencia familiar en la infancia y ejercicio o padecimiento de esta práctica en las relaciones afectivas que se establecen en la adolescencia.

Con este mismo objetivo de apuntar a la adolescencia como una etapa clave para la prevención, la organización no gubernamental Mujeres en Igualdad lanzó un programa titulado "La generación digital contra la violencia de género".

La idea es hacer prevención valiéndose de las herramientas que ofrece Internet, explicó a IPS la directora de la entidad, Monique Altschul. La propuesta incluye la creación de un blog y la campaña informativa mediante redes sociales.

Pero también prevé la participación de los jóvenes mediante el llamado a concurso para estudiantes secundarios de jingles, carteles, adhesivos, videos y películas de cortometraje que apunten a denunciar o al menos rechazar los noviazgos violentos. (FIN/2011)
Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98121

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