Los orígenes del Día Internacional de la Mujer están ligados a los partidos socialistas de Estados Unidos y Europa, en particular al protagonismo de las mujeres del Partido Socialista Norteamericano que, desde 1908, instauraron unas jornadas de reflexión y acción denominadas Woman’s Day. La primera tuvo lugar el 3 de mayo de 1908, en el teatro Garrick de Chicago, con el objetivo central de hacer campaña por el sufragio y contra la esclavitud sexual.
EL PROTAGONISMO DE LAS OBRERAS
Al frente de las movilizaciones por el Día Internacional de la Mujer, las trabajadoras de la industria textil han tenido un lugar preponderante. Así, a comienzos del siglo XX, son numerosas las movilizaciones y huelgas de obreras en Estados Unidos. En 1909 se realiza la gran huelga de las obreras de la Compañía de Blusas Triangle, de la ciudad de Nueva York. Este paro, que se conoce como la "sublevación de las 20.000" (por el número aproximado de trabajadoras de diversas fábricas que prestaron su apoyo), tuvo una enorme repercusión, tanto dentro de la opinión pública como en los círculos sufragistas y socialistas.
EL ITINERARIO DE LA HUELGA
1909
28 de septiembre. El Sindicato Internacional de Trabajadores del Vestido inicia una huelga en apoyo de las obreras despedidas de Triangle. Días después se suma el movimiento de mujeres norteamericano, la Liga Nacional de las Mujeres Sindicalistas (*), las sufragistas, socialistas y mujeres de la burguesía.
3 de diciembre. La Liga Nacional de las Mujeres Sindicalistas, liderada por Mary Drier, feminista de clase media, convoca a una marcha de protesta contra la represión policial que reúne a 10 mil mujeres. Drier es arrestada.
5 de diciembre. Las sufragistas realizan una concentración masiva en apoyo a la huelga.
27 de diciembre. Se realiza un arbitraje entre la empresa y el sindicato que no es aceptado por la mayoría de huelguistas.
1910
15 de febrero. Se pone fin a la huelga. La gran mayoría de trabajadoras/es regresa a la fábrica sin haber conseguido la totalidad de sus demandas.
1911
Sábado 25 de marzo. El retorno de las obreras de Triangle a su trabajo (en febrero de 1910) no fue visto por ellas como una victoria, particularmente porque las demandas que obligaban a la empresa a instalar salidas de emergencia, la prohibición de mantener las puertas cerradas durante la jornada laboral, además de poner en funcionamiento escaleras de seguridad, nunca se pudieron discutir durante las negociaciones. Esto fue fatídico un año después, el sábado 25 de marzo de 1911, al producirse un incendio que destruyó gran parte de las instalaciones de Triangle. La tragedia dejó como saldo 146 trabajadoras muertas y numerosas mujeres heridas. "La prensa acusó del incendio a un trabajador que fumaba en esos momentos. La Liga Nacional de Mujeres Sindicalistas comenzó una campaña para que se legislara contra los incendios y a favor de la protección de las trabajadoras/es, así como una mayor vigilancia de las leyes existentes" (Ana Lau).
(*) La Liga Nacional de Mujeres Sindicalistas, fundada en 1903, fue una iniciativa de mujeres de clase media pertenecientes a organizaciones feministas que, para lograr visibilidad política, tomaron la iniciativa de apoyar y participar en las huelgas.
LOS HITOS
1908
EE.UU. Chicago. El 3 de mayo las feministas socialistas realizan una jornada en el teatro Garrick para hacer campaña por el sufragio femenino y contra la esclavitud sexual. Es el primer Woman’s Day.
1909
EE.UU. Nueva York. El Comité Nacional de la Mujer del Partido Socialista Norteamericano recomienda a todas sus secciones establecer el último domingo de febrero como una jornada a favor del sufragio femenino bajo la denominación de Woman’s Day.
1910
Dinamarca. Copenhague. Se realiza la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas donde se presenta una propuesta del Partido Socialista Norteamericano, a través de sus delegadas Lena Morrow Lewis y May Wood Simons, de establecer el Día Internacional de la Mujer. Esta propuesta es apoyada por Clara Zetkin. La resolución final indica que, "siguiendo el ejemplo de las camaradas norteamericanas", se dedicará un día especial a las mujeres para promover el sufragio entre las obreras, entre otras reivindicaciones. En Estados Unidos, el Woman’s Day se siguió celebrando el último domingo del mes de febrero hasta 1914.
1911
Europa. El primer Día Internacional de la Mujer se celebra el 19 de marzo en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, conmemorando un levantamiento ocurrido en Prusia en esa fecha. Las demandas fueron el derecho a voto, la igualdad de oportunidades para ejercer cargos públicos y el derecho al trabajo. En Alemania, el periódico de las mujeres Die Gleichheit (La Igualdad) que dirige Clara Zetkin, tiene una tirada de 100 mil ejemplares. En Berlín se realizan cerca de 45 manifestaciones ese día.
1913
Rusia. El 17 de febrero (2 de marzo en el calendario occidental), las mujeres rusas celebran por primera vez el Día Internacional de la Mujer bajo la denominación de Día Internacional de las Obreras. Se produce una fuerte represión de la policía zarista y algunas de las organizadoras son deportadas a Siberia. Esta manifestación se realiza bajo las banderas del movimiento pacifista en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
1914
Europa. El 8 de marzo se realizan diversos actos en Alemania, Suecia, y Francia. En Alemania la actividad se centra en jornadas de protestas contra la guerra, el militarismo y el derecho al sufragio.
1915
Dinamarca. Oslo. Un gran contingente de mujeres sale a las calles el 8 de marzo para repudiar la Primera Guerra Mundial.
1917
Rusia. 23 de febrero (8 de marzo en el calendario occidental). En plena guerra, las mujeres de San Petersburgo, contrariando las órdenes de las dirigencias de los partidos, realizan una manifestación pidiendo pan y el regreso de los combatientes. Esta manifestación, a la que se unen trabajadores y estudiantes, es considerada por algunas historiadoras como el detonante de la Revolución Rusa. Cuatro días más tarde, el Zar abdica y el Gobierno Provisional otorga a las mujeres el derecho al voto.
8 DE MARZO INSTITUIDO
A partir de entonces, el 8 de marzo queda instituido como Día Internacional de la Mujer Comunista y se celebrará con gran despliegue en todos los países de la órbita comunista, especialmente a partir de los años veinte, con el nombre de Día Internacional de la Mujer. En Occidente, serán los partidos comunistas los que convoquen a esta celebración.
1930
Uruguay. Mujeres sindicalistas realizan actividades el 8 de marzo para enviar ayuda a los republicanos españoles.
1931
Cuba. A propuesta de las activistas Panchita Batet y Josefina Madera, se celebra el Día Internacional de la Mujer.
México. Aparece la convocatoria “8 de Marzo. Día Internacional de la mujer trabajadora. Las mujeres en el frente de lucha del proletariado”.
1935
México. Mujeres del Partido Nacional Revolucionario (PNR, hoy PRI) y del Partido Comunista celebran el Día Internacional de la Mujer.
1936
Chile. El Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH), realiza un homenaje por el Día Internacional de la Mujer.
1944
Chile. Diversas organizaciones de mujeres celebran el 8 de marzo y acuerdan convocar a un congreso unitario que da origen a la Federación Chilena de Instituciones Femeninas (FECHIF), bajo la dirección de Amanda Labarca.
Venezuela. Primera celebración del 8 de marzo.
1945
Inglaterra. En el Día Internacional de la Mujer, bajo la presidencia de Lady Megan Lloyd George, delegadas de 20 países se reúnen en el Albert Hall de Londres, para aprobar el proyecto de Carta de la Mujer a ser presentada en la Conferencia de las Naciones Unidas en San Francisco.
1946
Uruguay. La Unión Femenina del Uruguay asume la responsabilidad de organizar las actividades del 8 de marzo.
1964
México. Con motivo del 8 de marzo, se difunde el “Llamamiento a la Mujer Mexicana” para crear una organización unitaria de mujeres.
1971
México. En un discurso pronunciado en el acto conmemorativo del Día Internacional de la Mujer, la escritora Rosario Castellanos menciona que “...la mujer mexicana no se considera a sí misma- ni es considerada por los demás- como una mujer que ha alcanzado su realización si no ha sido fecundada en hijos, si no la ilumina el halo de la maternidad”.
"SOMOS MAS"
"Desde el momento en que el feminismo también hizo suyo el 8 de marzo, cambia la propia imagen de este Día. El tema de la sexualidad volvió a ser puesto en la orden del día. Es un tema que, habiendo estado fugazmente presente en los orígenes de la historia, fue después excluido de toda la tradición posterior ligada a la Segunda y a la Tercera Internacional".
(Tilde Capomaza, Marisa Ombra).
1972
Italia. En Roma se realiza la primera manifestación feminista.
Puerto Rico. El Frente Femenino del Partido Independentista Puertorriqueño organiza la a primera celebración del 8 de marzo.
1974
Uruguay. Primer 8 de marzo en la clandestinidad. La celebración se realiza en casas particulares, mientras las mujeres encarceladas: “...nos saludábamos diciendo: Hoy es 8 de marzo. En la Prefectura Naval, que era mixta, los hombres, el 8 de marzo dibujaban con pasta de dientes una flor sobre una chapita que dejaban detrás del water (nuestro lugar de contacto...”.
Puerto Rico. La primera celebración feminista del 8 de marzo es organizada por el colectivo Mujer Intégrate Ahora (MIA).
1975
Nueva York. La Asamblea General de Naciones Unidas establece el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.
Uruguay. El Movimiento de Mujeres y Entidades Uruguayas, creado para coordinar las actividades del Año Internacional de la Mujer -por las condiciones políticas imperantes-, celebra esta fecha en el mes de abril en el Teatro Solís con un gran espectáculo artístico.
1976
Puerto Rico. Mediante una ley, el gobierno de Puerto Rico oficializa el Día Internacional de la Mujer.
Bélgica. En el Palacio del Congreso de Bruselas se realiza, del 4 al 8 de marzo, el I Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres, donde tiene parte activa la Liga de Derechos de la Mujer de Simone de Beauvoir, quien en su discurso destacó la trascendencia del Tribunal, considerándolo como “el inicio de la descolonización de la mujer”.
1978
Chile. En el teatro Caupolicán de Santiago, diversas organizaciones de mujeres se reúnen para conmemorar el 8 de marzo, acto que constituye la primera celebración bajo la dictadura de Pinochet.
Brasil. En Sao Paulo, durante la celebración del Día Internacional de la Mujer, tiene lugar el Congreso de la Mujer Paulista que permite la creación del Frente de Mujeres y la Casa de la Mujer Paulista.
1980
Uruguay. En la Plaza de la Libertad, se realiza un acto que reúne a grupos organizados de mujeres. “Caminábamos en fila de a dos, para que no se nos acusara de que estábamos manifestando...”.
Italia. En Roma se realiza la primera celebración unitaria por el 8 de marzo. Concurren feministas y militantes de la Unión de Mujeres Italianas (UDI), de tendencia comunista.
Chile. Cerca de un centenar de mujeres son detenidas y maltratadas por la policía cuando celebraban el 8 de marzo.
Islandia. Por primera vez en la historia, las mujeres realizan una huelga general, demostrando que “cuando las mujeres paran, todo para”.
1982
Francia. A pedido del movimiento feminista, el gobierno de François Mitterand establece como fiesta nacional el 8 de marzo.
1983
Perú. En Lima, el Festival “Canto a la Vida”, en su primera versión, reúne a cerca de 3 mil personas en torno a una gran feria de arte y exposición que muestra el trabajo activista de las diferentes organizaciones feministas. Esta actividad continúa hasta hoy.
1984
Argentina. Por primera vez después de la apertura democrática, diversas organizaciones sociales de mujeres, de partidos políticos, de sindicatos y núcleos feministas, reunidas en la Multisectorial de la Mujer, convocan a una manifestación unitaria en la Plaza de los Dos Congresos.
Brasil. En Sao Paulo, mujeres de diversos sectores del movimiento social de mujeres y feminista se reúnen en la entrada de la Cámara Municipal para exigir “elecciones directas” y sanciones para los maridos golpeadores.
Uruguay. La Coordinadora de Mujeres convoca a una marcha silenciosa que es prohibida por la policía. Sin embargo un grupo logra colocar una ofrenda floral en el monumento a la Libertad.
Colombia. En Cali se crea la Fundación Servicios Integrales para la Mujer, SI Mujer, un importante proyecto feminista de gran significación en la comunidad.
1985
Suiza. Frente al edificio de Naciones Unidas, en Ginebra, dos caravanas de mujeres celebran la reapertura del Campamento de Mujeres para la Paz. “El Campamento es un vínculo importante en el crecimiento de la red de paz internacional de las mujeres...”.
Uruguay. En el primer año de la apertura democrática, miles de mujeres celebran el Día Internacional de la Mujer bajo el lema: “Las mujeres no sólo queremos dar la vida, queremos cambiarla”, creación de la obrera textil Jorgelina Martínez.
1986
India. En Nueva Delhi se realiza el Segundo Festival de Música de Mujeres.
Chile. Bajo la consigna “No Más, porque somos más”, el movimiento de mujeres realiza una marcha que es reprimida con bombas lacrimógenas por la policía.
1987
Tanzania. En el Día Internacional de la Mujer, un grupo de periodistas funda la Asociación de Mujeres Periodistas con el fin de contrarrestar los mensajes sexistas de los medios de comunicación industriales.
México. El 8 de marzo aparece el primer número de Doble Jornada, suplemento feminista ideado por un grupo de mujeres periodistas que trabaja en el diario La Jornada del Distrito Federal.
Brasil. Desafiando la prohibición del gobierno de Sao Paulo de celebrar el Día Internacional de la Mujer, mujeres de diversas organizaciones y feministas realizan un mitin en la plaza central de la ciudad, la que es cercada por la policía.
1989
Francia. Las feministas realizan una marcha y participan en la asamblea sobre la Condición de la Mujer convocada por la Alliance des Femmes pour la Démocratie.
Holanda. Surge el Partido de las Mujeres, “un partido de las mujeres para todos, y no un partido de las mujeres para las mujeres”.
Brasil. En Río de Janeiro, los actos de celebración terminaron con una liturgia, estilo misa católica, pero de contenido diferente. En los cánticos podía escucharse “Gloria a Dios en las alturas y a la madre de Dios en la cocina”.
1990
Costa Rica. Dentro del marco del 8 de marzo, el Presidente Oscar Arias firma, en la Plaza de la Cultura y con la presencia de organizaciones de mujeres, la Ley de Promoción e Igualdad Social de la Mujer.
Uruguay. Se realiza un “aquelarre de brujas” contra la violencia sexista, convocado por la Coordinación y la Concertación de Mujeres.
1991
Suiza. En el Día Internacional de la Mujer, el diario L´Impartial (El Imparcial) aparece bajo el nombre de L´Impartiale (La imparcial) en una edición hecha íntegramente por mujeres.
1992
Francia. La teórica feminista Antoinette Fouque funda el Club Paridad 2000, durante el foro sobre mujeres y política realizado en Marsella.
EE.UU. En Nueva York, un grupo de funcionarias de las Naciones Unidas declara que el 8 de marzo no puede ser motivo de celebración dentro de ese organismo que incumple “los principios de igualdad en el proceso de selección de los cargos”.
1993
Suiza. Cerca de 600 mujeres se manifiestan delante del Palacio de Naciones Unidas para protestar por las violaciones a las mujeres de Bosnia-Herzegovina cometidas por los ejércitos serbios y croatas. Ellas piden que estos actos sean considerados “crímenes contra la humanidad”. Similar petición hacen las mujeres en Alemania e Italia.
Argelia. Grupos de mujeres realizan una manifestación y rechazan cualquier diálogo “con los integristas y terroristas”.
Camboya. En Phonm Penh, la organización Khemara presenta a los partidos políticos un petitorio de las mujeres donde se demanda mayor participación, reconocimiento de sus derechos como mujeres y como ciudadanas.
1994
Alemania. Se realiza la primera huelga de mujeres en la historia de Alemania en protesta por la política discriminatoria del gobierno respecto de la crisis del desempleo femenino. En Bonn, 200 mujeres toman la alcaldía durante dos horas.
Italia. Llevando pancartas con la leyenda “Las mujeres gobiernan la vida cotidiana, demasiados hombres la destruyen”, organizaciones de mujeres desfilan en el Día Internacional de la Mujer para protestar contra la guerra y en apoyo de las mujeres bosnias.
1995
Dinamarca. En Copenhague, durante la Cumbre sobre Desarrollo Social de Naciones Unidas, y en el Día Internacional de la Mujer, organizaciones de mujeres de diferentes países del mundo lanzan la campaña “180 Días/180 Vías de Acción”, como preludio a la IV Conferencia Internacional de la Mujer a realizarse en Beijing, China.
Argentina. En Buenos Aires nace la Librería de Mujeres.
1996
Ecuador. En el Día Internacional de la Mujer, la Dirección General de la Mujer condecora a las cinco primeras Comisarías de la Mujer y la Familia, con la Medalla “Sororidad”, instituida por el Ministerio de Bienestar Social.
México. Se realiza la I Feria de la Mujer, espacio de convergencia de los distintos colectivos y organizaciones de mujeres del país. Esta actividad se realiza hasta hoy.
1997
EE.UU. La Coalition for the Women´s Peace Petition, lanza una campaña de firmas y una declaración denominada Petición de las Mujeres del Mundo a los Gobiernos a favor de la Paz, para que anualmente, los próximos cinco años, al menos el 5 por ciento de los gastos militares nacionales sea orientado a programas de salud, educación y empleo.
1998
Europa. El Parlamento Europeo hace un llamado a la comunidad internacional en apoyo a las mujeres afganas. En respuesta, Emma Bonino, Comisaria Europea y responsable de los asuntos humanitarios de la Comunidad Europea, se compromete personalmente a apoyar esta campaña que lleva por nombre “Una flor para las mujeres de Kabul”.
Perú. Bajo el lema “Mujer, dale poder a tu firma”, una iniciativa de Mujeres por la Democracia, se da inicio a una jornada nacional de búsqueda de adhesiones con el fin de lograr un referendum para oponerse a la reelección del Presidente Fujimori.
Chile. Cerca de 3 mil mujeres desfilan en una marcha por el Día Internacional de la Mujer, repudiando el acceso de Pinochet a una senaduría vitalicia.
2000
Bajo el nombre de Marcha Mundial de las Mujeres, “Dos mil razones para marchar”, organizaciones sociales de mujeres y feministas de más de 90 países del mundo, lanzan una campaña internacional para demandar la eliminación de la pobreza y la erradicación de la violencia contra las mujeres.
La Campaña Internacional por un Salario para el Trabajo en el Hogar, convoca a la I Huelga Mundial de Mujeres bajo la consigna “Paremos el mundo para cambiarlo”.
Polonia. En una gran manifestación callejera, mujeres de diferentes organizaciones desfilan bajo el lema “Más derechos, menos flores”.
Francia. Delegaciones de organizaciones feministas depositan una ofrenda floral en memoria de “la esposa del soldado desconocido” y rebautizan la Explanada de los Derechos del Hombre, agregando “y de la mujer”.
Grecia. Organizaciones feministas realizan una manifestación frente a la empresa de telecomunicaciones, que había puesto en circulación una tarjeta telefónica con consignas contra el aborto.
2002
Afganistán. Mary Robinson, titular de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, rinde homenaje a las mujeres afganas, destacando que su mayor problema no radica en la imposición de la burka, sino en la prohibición de trabajar y recibir educación.
España. La sección española de Anmistía Internacional lanza una campaña de sensibilización a favor de la joven nigeriana Safiya Hussaini, condenada a morir lapidada por adulterio.
EE.UU. En la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), se realiza la segunda audiencia sobre “Situación de Violencia contra las Mujeres en el Hemisferio”.
Costa Rica. Desde una cabina de radio, el equipo de Radio Internacional Feminista da inicio a la maratón “A Todo Dar contra la Guerra”, entrevistando a activistas de Colombia y del Medio Oriente.
México. Un numeroso grupo de mujeres emprende una larga travesía por el desierto de Chihuahua rumbo a Ciudad Juárez, reclamando justicia para las 268 mujeres asesinadas desde 1993 en esa localidad.
Fuente: http://www.oei.es/noticias/spip.php?article2163
Mujeres en la historia Argentina
Encarnación Ezcurra (1795-1838). Esposa de Juan Manuel de Rosas, fue una de las primeras mujeres que supo imponerse en el discurso político, que hasta entonces había sido exclusivamente masculino. Su intervención fue decisiva en la llamada Revolución de los Restauradores, en 1833, que dio por tierra con el gobierno de Balcarce.
Juana Manuela Gorriti. (1818-1892). Esta mujer escribía y cocinaba con el mismo placer y dedicación. La producción literaria que llevó a cabo nunca se interrumpió, ni siquiera con el matrimonio ni la llegada de los hijos. Sus obras más conocidas son: “La Quena”, la biografía de su ex marido “Isidoro Belzú” que murió asesinado en 1985 y “Guemes.
Eduarda Mansilla (1834-1892). Eduarda, sobrina preferida de Juan Manuel de Rosas, estaba casada con un diplomático Manuel Rafael García y era madre de seis hijos. Un día, viviendo en París decidió que no podía continuar sin luchar por lo que quería: ver publicados su libros y entonces tomó una decisión que por entonces fue duramente criticada. “Me vuelvo a Buenos Aires –comunicó a su familia- porque yo personalmente me ocuparé de que mis libros se editen. Con mucho esfuerzo logró que parte de su obra viera la luz: “El médico de San Luis”, “Lucía Miranda”, “Cuentos para niños”.
Cecilia Grierson. (1859-1934). Fue la primera mujer que se graduó como médica en Sudamérica. Además de su trabajo, Cecilia se dedicó a elevar el nivel social de las mujeres.
Elvira Rawson de Dellepiane (1867- 1954). Médica argentina, fue una de las más importantes luchadoras por los derechos femeninos en su tiempo. Fue la directora de la primera “colonia de niñas débiles” de Uspallata en 1916.
Virginia Bolten. La mujer que encabezó la primera marcha que se realizó en Rosario para conmemorar el Día del Trabajador, el 1 de mayo de 1890. Virginia fue detenida por distribuir “propaganda anarquista” entre los trabajadores.
Fuente: http://blogsdelagente.com/mujeresenelsigloxxi/2009/03/28/mujeres-la-historia-argentina/comment-page-1/
El avance de los derechos de la mujer en el siglo XX
A lo largo de la historia de la humanidad encontramos muchas sociedades donde las mujeres fueron consideradas inferiores respecto de los hombres.
En gran parte de las sociedades tradicionales, su educación se limitaba a aprender habilidades domésticas y se encontraban subordinadas a la autoridad de sus padres primero, y de sus maridos después.
Si bien existieron en la historia civilizaciones que otorgaron a la mujer un papel de privilegio (las reinas egipcias o bizantinas por ejemplo), en la mayoría de las sociedades occidentales las tareas asignadas a la mujer se limitaban al cuidado del hogar y de la familia. De este modo quedaba relegada al ámbito privado, quedando la participación pública exclusivamente en manos de los varones.
Pero, poco a poco, esta situación comenzó a cambiar, sobre todo a partir del siglo XIX. Veamos los principales momentos de este recorrido:
A mediados del siglo XVIII, con la Revolución Industrial, muchas mujeres se vieron obligadas a abandonar su lugar en sus hogares y comenzaron a trabajar en las fábricas.
A esta situación se sumó a una idea que rondaba en el mundo de la época que proponían los filósofos de la Ilustración: igualdad entre varones y mujeres. A pesar de ello, todavía eran voces aisladas y el trabajo femenino era equiparable al trabajo de los niños, y sus salarios eran controlados por sus padres o maridos.
Durante el siglo XIX, el 8 de marzo de 1857, en una fábrica de Nueva York un grupo de obreras organizaron una propuesta para mejorar sus condiciones de trabajo y fueron brutalmente reprimidas.
Ya en el siglo XX, en marzo de 1908, en la misma ciudad 15 mil trabajadoras iniciaron un movimiento de huelga para pedir mejores condiciones de vida y aumento salarial.
En 1910 se realizó en Copenhague la Segunda Conferencia Internacional de
Mujeres Socialistas, donde se propuso que se estableciera el día 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer en homenaje a las primeras mujeres que se organizaron buscando mejorar su situación luchando por sus derechos.
En la década de 1960 los cambios en el mundo dieron impulso a los nuevos movimientos feministas. Se propusieron demostrar los prejuicios que existían en el mundo sobre tareas “naturalmente” femeninas o masculinas”. La labor de estos grupos permitió superar la discriminación política, económica y social que sufrían las mujeres.
En 1975 la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, y en 1979 aprobó la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, que en la actualidad forma parte de nuestra Constitución Nacional.
A pesar de que en este recorrido histórico vemos cómo poco a poco la situación de la mujer fue avanzando, todavía queda mucho por recorrer.
Por ejemplo, un estudio del Instituto de Desarrollo Social de nuestro país informó que los sueldos de las mujeres son un 30% inferior a los de los varones. Al mismo tiempo, el acceso a altos cargos públicos también es desigual.
A esta situación de la mujer en el siglo XXI –la negación de oportunidades y de derechos-, la denominamos discriminación por género.
Se discrimina a la mujer cuando damos por hecho que le corresponden determinados papeles y no otros, cuando se las reduce a determinados ámbitos o actividades “femeninos”, cuando frente a un mismo trabajo reciben un salario menor que los varones y cuando son marginadas de las jerarquías más altas y de los puestos de dirección.
Existen en nuestra sociedad actual muchos prejuicios relacionados con el sexo, por ejemplo, que las mujeres conducen peor que los hombres. Las estadísticas de accidentes automovilísticos desmienten esta afirmación.
En 1910 se realizó en Copenhague la Segunda Conferencia Internacional de
Mujeres Socialistas, donde se propuso que se estableciera el día 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer en homenaje a las primeras mujeres que se organizaron buscando mejorar su situación luchando por sus derechos.
En la década de 1960 los cambios en el mundo dieron impulso a los nuevos movimientos feministas. Se propusieron demostrar los prejuicios que existían en el mundo sobre tareas “naturalmente” femeninas o masculinas”. La labor de estos grupos permitió superar la discriminación política, económica y social que sufrían las mujeres.
En 1975 la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer, y en 1979 aprobó la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, que en la actualidad forma parte de nuestra Constitución Nacional.
La mujer en nuestra Constitución Nacional
A principios de siglo XX la mujer no era considerada ciudadana –es decir poseedora de derechos políticos- en casi ningún país del mundo.
La Constitución Nacional, sancionada en 1853, otorgaba el derecho a la participación política –al voto- únicamente a los ciudadanos varones.
Las dificultades para garantizar estos derechos, llevó a las clases populares a luchar por una nueva ley electoral.
En 1912 la Ley Sáenz Peña estableció el voto universal, secreto y obligatorio. Sin embargo, más allá de la importancia que tuvo por haber ampliado el sufragio, continuaba excluyendo a la mujer del acto político de elegir a sus representantes.
En 1927 en la provincia de San Juan, una ley provincial aprobada por iniciativa del socialismo permitió el sufragio femenino.
Aunque no existían fundamentos legales para que la mujer fuese excluida del voto, quienes debían aprobar una ley que las integrara eran los hombres que formaban el Congreso. Recién en septiembre de 1947, durante la presidencia de Juan Domingo Perón y por iniciativa y presión de Eva Perón, se dictó la ley
13.010 que concedía a la mujer derechos políticos, convirtiéndolas en sujetos capaces de ser electoras y elegidas. Con esta ley la mujer consiguió la igualdad de derechos políticos respecto del hombre.
El 11 de noviembre de 1951, tras la incorporación del derecho de sufragio femenino en la reforma constitucional de 1949, en una elección histórica las mujeres argentinas votaron por primera vez y resultaron elegidas 24 diputadas y 9 senadoras.
A pesar de haber logrado el sufragio femenino, las mujeres fueron excluidas de la política durante mucho tiempo. Esta situación llevó a que en 1991 el Congreso sancionara la Ley de Cupos, conocida también como “ley del treinta por ciento”, que establece que “Las listas que se presenten deberán tener mujeres en un mínimo de treinta por ciento de los candidatos a los cargos a elegir y en proporciones con posibilidad de resultar electas”.
Como vimos, el reconocimiento de los derechos políticos de la mujer en nuestro país fue el resultado de un largo proceso de lucha. En la actualidad, si bien se registran grandes avances respecto al pasado, la situación de la mujer respecto al hombre continúa siendo en algunos ámbitos despareja.
Fuente: http://escritorioalumnos.educ.ar/recursos/pdf/etica/el_avance_de_los_derechos.pdf
La larga lucha de las mujeres
Por Antoni Ferret - Saturday, May. 11, 2002 at 8:37 AM
Muchos años, muchos esfuerzos, muy poco comprendidos, frustraciones, pero al fin unos resultados bastante notables. Y... la lucha sigue. faltaría más.
LA LARGA LUCHA DE LAS MUJERES
(Pequeño resumen)
Partimos de una situación tradicional en que la religión, la ley y la ciencia se aliaban para argumentar la inferioridad de la mujer. Ni el Renacimiento ni la Reforma Protestante cambiaron este estado de cosas.
Pero hubo una pionera, la francesa Christine de Pizan, defensora constante de que las niñas recibiesen una formación igual que la de los niños. Con su obra «La ciudad de las damas» (1405), atacó la idea de la inferioridad de la mujer.
El primer momento fuerte de lucha feminista fue, naturalmente, durante la Revolución Francesa. Surgieron clubs políticos femeninos defendiendo los derechos de la mujer. Olympe de Gouges, en 1791, como réplica a la «Declaración de los derechos del hombre», redactó la «Declaración de derechos de la mujer y la ciudadanía». Decía que «si la mujer podía ser llevada a la guillotina, también servía para ascender a la tribuna».
Pero ocurrió el primer gran fracaso. Cuando en 1793 los clubs femeninos pidieron a la Asamblea de Diputados la concreción de la igualdad de derechos, recibieron una negativa contundente y la prohibición de sus clubs. Algunas feministas murieron o fueron encarceladas. Y el Código Civil de Napoleón confirmó la sumisión de la mujer al marido, y ello había de ser ley por toda Europa durante casi 200 años.
Pero la inglesa Mary Wolstonecraft publicó, en 1792, «Vindicación de los derechos de las mujeres».
A lo largo del siglo XIX, el feminismo se desarrolló como un movimiento social internacional, y ocupó también un espacio dentro de las corrientes socialista y anarquista. Pero la sociedad establecida les negaba muchos derechos, sobre todo a las casadas, obligadas a obedecer. No podían votar, pero para pagar impuestos sí eran iguales. En todos los países, grupos de mujeres lucharon, y, entre burlas y resistencias, hacia las últimas décadas del siglo consiguieron algunas mejoras.
En 1848 tuvieron la segunda gran decepción. Se había desarrollado en EEUU una campaña antiesclavista, con una muy fuerte participación femenina, igual o superior a la de los hombres. Pero cuando se celebró en Londres un congreso internacional antiesclavista, no se las dejó participar.
En el mismo año 1848 se celebró en Seneca Falls, cerca de Nueva York, la Primera Convención de Derechos de la Mujer. Generó un fuerte aumento de la actividad reivindicativa.
Una gran parte de esta actividad iba dirigida a conseguir el derecho al voto (lo que dio origen al término «sufragistas»). Las mujeres, sobre todo las de clase burguesa y media, querían el derecho al voto para poder influir, a través de la legislación, en los demás derechos civiles.
En el año 1868, Cady Stanton y Susan B. Anthony fundaron la National Woman Suffrage Association, en EEUU.
En Europa también se fue desarrollando el movimiento, sobre todo en Gran Bretaña. En 1870, en 1884 y en 1897, la Cámara de los Comunes aprobó el voto femenino, pero la Cámara de los Lores siempre lo rechazó.
La reacción fue un movimiento sufragista más radical. En 1897, bajo la dirección de Millicent Garret Fawcet, se constituyó la National Union of Women’s Suffrage Societies. La acción derivó hacia actos de desobediencia civil, ataques contra la propiedad y huelgas de hambre, además de manifestaciones masivas. Muchas luchadoras fueron encarceladas y algunas murieron en la lucha (una feminista se suicidó lanzándose bajo las patas de un caballo durante una carrera hípica).
El feminismo tuvo una relación estrecha y conflictiva con el movimiento socialista, a pesar de que los primeros movimientos feministas eran de clase media, pues ésas eran las únicas mujeres que tenían elementos culturales y económicos para llevar a cabo una actividad social. Los sindicatos no querían el trabajo de las mujeres, porque creían que podían hacer bajar los salarios de los hombres, y si trabajaban se desentendían de ellas. Se llegaron a formar sindicatos femeninos, y ello obligó a los partidos socialistas y a sus sindicatos a preocuparse de las mujeres. August Bebel escribió, en 1879, «La mujer y el socialismo», en que teorizaba sobre el papel que tendrían las mujeres en una sociadad socialista ideal. Por su parte, las trabajadoras se sentían frustradas del movimiento feminista, porque encarnaba intereses de otra clase social.
La Segunda Internacional (socialista), de 1889, introdujo los derechos sociales y jurídicos de la mujer en su programa. Su dirigente principal entonces era Clara Zetkin, alemana de origen polaco. Ella decía que la lucha de las mujeres era parte integrante de la lucha del proletariado por la emancipación conjunta.
En 1907 se fundó la Internacional Socialista de Mujeres con dos acuerdos importantes: ruptura de relaciones con el feminismo burgués y compromiso de los partidos socialdemócratas de defender el derecho al voto de las mujeres.
Tras la revolución de 1905, empezó a desarrollarse un fuerte movimiento feminista en Rusia, bajo el impulso de Alejandra Kollontai, autora de «Las bases sociales de la cuestión de la mujer». Y en 1908 tenía lugar en San Petersburgo el Primer Congreso Femenino de todas las Rusias.
En 1909, en los EEUU se empezó a celebrar el Woman's Day, en el último domingo de febrero, con manifestaciones por los derechos políticos y económicos de la mujer. Y en 1910, la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, de Copenhague, estableció esta fiesta con carácter internacional. La fecha fue variando hasta quedar fijada en el 8 de marzo, cuando las mujeres rusas se amotinaron este día (23 de febrero de su calendario), acto que fue preludio de la Revolución Rusa de Febrero.
La Primera Guerra Mundial fue un momento de crisis en el movimiento feminista, de división entre las mujeres que daban apoyo a la guerra, por motivos nacionalistas, y aquellas que defendían la paz.
En 1917, con la Revolución Rusa, empezó un período de realización de los ideales de igualdad para la mujer, con independencia jurídica, libertad sexual, guarderías, etc. Alejandra Kollontai decía que había que hacer la revolución dentro de la familia, para establecer una nueva idea de los sexos. Pero fue como una corta primavera: cuando el estalinismo hizo degenerar la revolución, también se degradó aquella experiencia.
En 1920, las mujeres conseguían, finalmente, en derecho al voto en EEUU, y en 1928, en Gran Bretaña. Asimismo, en 1933 en España y en 1946 en Francia. Pero había habido unos países pioneros: Finlandia (1907), Rusia (1917), Suecia (1918).
Fuera del mundo occidental, hay que hablar de la Revolución China de 1949. La Ley de Casamiento de 1950 emancipó a la mujer dándole plena igualdad jurídica en relación con el hombre, dentro y fuera de la familia.
Durante los años 60 y 70, el movimiento de reanuda en los países occidentales con cierta fuerza, planteándose ahora varios objetivos jurídicos y socio-económicos: derechos jurídicos de la mujer casada, divorcio, aborto, no penalización del adulterio, oportunidades para el trabajo de la mujer, igualdad salarial... El grado de consecución de estos derechos es todavía desigual según los países.
Y bien... Ni eso es todo, ni ha terminado aún. Como en muchas otras cuestiones, la lucha continúa. Podríamos acabar con unas conclusiones:
1) Los períodos en que la lucha de las mujeres ha sido más intensa han sido aquellos en que ha sido más intensa la lucha de las clases populares: Revolución Francesa, Revolución Rusa, Revolución China, años 60-70.
2) Todo lo que las mujeres han conseguido se lo han tenido que ganar luchando. No se lo han regalado, ni tan sólo sus mismos compañeros.
Aunque las dos anteriores conclusiones parezcan contradictorias, no lo son: todo gira alrededor de la dialéctica, las contradicciones y las luchas, en una mezcla compleja. Lo que los hombres hemos de tener claro es que la lucha de las mujeres es también «nuestra» lucha, porque son nuestras compañeras en la familia, en el trabajo, en el estudio, en la lucha política y en la amistad. Y cuanto más puedan ellas autorrealizarse, también más recibiremos de ellas en la mutua interrelación.Adelante todos.
Antoni Ferret
(Información extraída, casi totalmente, del trabajo «La lluita pels drets de les dones: Dia Internacional de la Dona», de Carme López.)
Fuente: http://argentina.indymedia.org/news/2002/05/26160.php
La lucha de las mujeres en el mundo
Autoras: MSc. Ana Isabel Peñate Leiva
Lic. Dalgis López Santos
Centro de Estudios Sobre la Juventud
La concepción de desarrollo a nivel global ha avanzado en los últimos tiempos hacia una comprensión de la necesidad de que todos los seres humanos, con independencia de su clase, raza, edad, sexo e identidad cultural, se desarrollen en condiciones de igualdad, para lo que es necesario el acceso cada vez mayor de las mujeres y los hombres a la educación, la salud, la cultura, la producción, el ocio, en fin, a todos los ámbitos de la existencia humana.
El fenómeno de la globalización y las políticas de reajuste neoliberal no han sido homogéneos para países, clases ni sectores sociales. Y es precisamente desde esta concepción, que se hace necesario poner la mirada en las condiciones de desarrollo de la mujer, toda vez que en la actualidad son vigentes diferentes formas de discriminación femenina a escala mundial, fenómeno que emerge de las más disímiles relaciones sociales, limitando su progreso en sentido general.
Redimensionar la posición de la mujer en el mundo actual debe ser una de las prioridades para este milenio. Ello abarca desde el mantenimiento de las conquistas que han obtenido las féminas, hasta la reestructuración de sus espacios en el ámbito familiar, grupal, laboral y social.
La lucha constante de las organizaciones feministas contribuyó a cambiar el discurso constitucional de las naciones modernas del siglo XX. Se crearon capítulos, leyes, artículos, donde se legitimaron para las mujeres el divorcio, la herencia, el sufragio universal, la seguridad de una pensión, el derecho a la educación, la libertad para expresar su sexualidad, la apertura al trabajo propio y remunerado como forma de manutención y la asunción de cargos políticos y laborales.
Estos derechos, que muchas veces se convierten en obligaciones o sencillamente no se cumplen, no transformaron la situación de inferioridad de la mujer. Muy por el contrario, constituyen nuevas asignaciones que aumentan sus responsabilidades, porque no disminuye su sumisión al mundo familiar, como madre, esposa y “dueña” del hogar.
Cuando se nace mujer, se pasa a formar parte de una historia de supeditación que comenzó con la implantación del patriarcado en las comunidades primitivas y no ha dejado de ser en las comunidades contemporáneas, sin obviar -por supuesto- particularidades y matices.
Desde lo cultural, las mujeres conforman un grupo que aún hoy se encuentra subordinado a una sobrevaloración, a veces sin límites, de lo masculino que se erige sin barreras como norma social y pone de relieve un conjunto de inequidades en las relaciones entre los géneros.
Desde esa condición de mujer desvalorizada, que las ubica entre los grupos sociales de mayor vulnerabilidad, las féminas se enfrentan a la aplicación, por parte de los gobiernos, de férreas políticas de ajuste neoliberal. Asistimos a la globalización de la disminución de posibilidades y oportunidades, la desprotección social, el aumento del desempleo formal, la privatización, la minimización del papel del Estado; realidades éstas que si bien afectan a todas las clases y sectores de menos recursos de la sociedad, encuentran en la mujer la principal víctima.
Se agudiza la discriminación, en primer lugar desde su sexo/género, pero a ello se suma un segundo grupo de diferencias: las más pobres, las de áreas rurales, las jefas de hogar, las jóvenes, las negras, las indígenas, las emigrantes, las refugiadas, las discapacitadas. Es decir, que se sufre la discriminación como mujer, pero también a partir del “apellido” que esa mujer tenga en la sociedad en que vive, y en muchos casos estaría mejor decir “sobrevive”.
Si la población mundial se estima sea superior a los 6 000 millones de personas y de ellas la mitad son mujeres, nada más lógico que se analicen a profundidad las realidades y los costos a que está sometida la parte del mundo que tiene -por demás- la responsabilidad de reponer la fuerza de trabajo y tratar de solucionar todas aquellas cosas que interfieren en su total desarrollo y realización. Constituye un reto, ver en qué medida existe una correspondencia entre el cuerpo de leyes y decretos que se dictan para el amparo y beneficio de la mujer y lo que normalmente acontece, tanto a nivel social, como hacia el interior de los hogares.
En las sociedades en desarrollo, sobre todo en Latinoamérica, Asia y África, esta situación es aún más compleja. Cuando en los países desarrollados y en los sectores de gran poder adquisitivo dentro de una sociedad de consumo, las mujeres se benefician de la industria de los servicios para aligerar la carga doméstica; en los países del tercer mundo, en las clases más pobres, la mujer no puede acceder a estas facilidades, cuyo precio no puede pagar, por lo que se ve obligada al trabajo doméstico manual, agotador y “llevar sobre sus hombros” todo lo referente al espacio privado, incluyendo la crianza de sus hijos. Para las que pueden ocupar un puesto laboral, éste se convierte en una carga más.
La manera en que la mujer se inserta al trabajo en el mundo de hoy, es también una fuente de exclusión. Las relaciones de género que se establecen en esta esfera visualizan la división sexual del trabajo, sobre todo en actividades productivas y reproductivas, las desigualdades en la remuneración del mismo y en el grado de exigencias para cada uno de los géneros, la imposibilidad de acceder a cargos, tareas y áreas laborales, por el temor a su incompetencia o abandono debido a sus responsabilidades maternas, que se convierten en obstáculos vivenciados, por ellas mismas, para su preparación y superación, todo lo cual limita sus posibilidades de éxito.
El aumento de mujeres al mercado del trabajo se observa en el sector de la economía informal, que dicho sea de paso, las excluye del disfrute de los beneficios concedidos por los sistemas de seguridad social. Aquellas que logran otro tipo de empleo, difícilmente lo encuentran fuera de las profesiones consideradas como “típicamente femeninas” lo que va acompañado de un reconocimiento social menor.
Los avances tecnológicos se han convertido, para muchas féminas, en un agravante en el camino de lograr un empleo, debido a que los puestos de trabajo a los que se podía acceder con mínimas calificaciones han disminuido y son precisamente estos, los que estaban básicamente “destinados” a ellas. El analfabetismo se erige como un rasgo distintivo del mundo femenino, e incide en una inserción social totalmente desfavorable, víctima de la discriminación.
Otra de las áreas sensiblemente afectadas es la salud. La disminución de los presupuestos y el alza considerable del precio de los medicamentos, se revierte en un menor número de posibilidades de acceso a estos servicios para los grupos más desposeídos como la mujer. Las estadísticas recogen que la mortalidad de las niñas entre dos y cinco años es más alta que la de sus similares varones y una de las causas más frecuentes lo es la desnutrición, porque los alimentos son prioritarios para hombres y niños en la medida que, sobre ellos, recae el mayor aporte económico para la familia.
En Cuba, donde la voluntad política que ha estado centrando todo el proceso revolucionario, ha permitido el ascenso paulatino y notorio de las mujeres en terrenos como: la ciencia, el deporte, la política, la cultura, la educación, entre otros; donde todas las féminas, sin distinción alguna tienen posibilidad real de acceder a los sistemas de salud y jurídico; no se han logrado los mismos progresos en el ámbito personal psicológico, porque perduran fuertes representaciones femeninas que las hacen anteponer el frente familiar privado, a las posibilidades de acceso al poder y al saber, con un sentimiento de conformidad o impotencia que las autolimita.
La historia ha demostrado hasta ahora, que no es suficiente una revolución social para que cambie completamente la situación de la mujer, es necesaria también, una revolución en el orden cultural que modifique los viejos y arcaicos patrones de relación entre los sexos. No obstante, mientras no se realice una verdadera revolución en el terreno económico, político, jurídico, laboral y social, no será posible la cultural.
Los esfuerzos de varias instituciones y organizaciones mundiales se han encaminado a establecer estrategias para lograr la equidad de género. Las conferencias internacionales de la década de los noventa se dirigieron a incorporar la igualdad de género en el discurso diario.
Sin embargo, la realidad de la situación de la mujer exige cambios radicales, cuyo sentido debe dirigirse a modificar las relaciones de poder y construir puentes comunes entre los géneros, que resguarden, dentro de la diversidad evidente (biológica), una unidad real basada en términos de igualdad y autonomía recíproca. La lucha de las mujeres en el mundo actual requiere de esos imperativos.
Fuente: http://www.icap.cu/juventud/igualdad_genero.html
Juana Azurduy de Padilla (La Plata (hoy Sucre), 12 de julio de 1780 - 25 de mayo de 1862) fue una patriota guerrillera del Alto Perú (actual Bolivia), que acompañó a su esposo Manuel Ascencio Padilla en el liderazgo de la Republiqueta de La Laguna en las luchas por la emancipación en el Virreinato del Río de la Plata.
Nació en La Plata, actual Sucre, Provincia de Oropeza, Departamento de Chuquisaca y murió en la misma ciudad el 25 de mayo de 1862.
A la muerte de su esposo asumió la comandancia de las guerrillas que conformaban la luego denominada Republiqueta de La Laguna, por lo que es honrada su memoria en la Argentina y en Bolivia. Hablaba el castellano y quechua. Se educó en el prestigioso Convento de Santa Teresa de Chuquisaca.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Juana_Azurduy
Alicia Moreau de Justo (Londres, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, 11 de octubre de 1885 – Buenos Aires, Argentina, 12 de mayo de 1986) fue una médica y política argentina, figura destacada del feminismo y del socialismo.[1] Desde los primeros años del siglo XX se involucró en los reclamos por mayores derechos para las mujeres. En 1902, junto a un grupo de compañeras, fundó el Centro Socialista Feminista y la Unión Gremial Femenina.[2]
Se dedicó a organizar conferencias en la Sociedad Luz, fundó el Ateneo Popular junto con su padre y fue secretaria de redacción en el periódico Humanidad Nueva.[3] En 1914, se recibió como médica y, unos años después, se adhirió al Partido Socialista y contrajo matrimonio con el político Juan B. Justo.[4]
Para 1918 ya había fundado la Unión Feminista Nacional y tras el deceso de su esposo en 1928,[1] continuó en la actividad política y la defensa de la mujer. En 1932, elaboró un proyecto de ley que establecía el sufragio femenino, el cual no se concretó hasta 1947.[5] Apoyó a la Segunda República Española en la Guerra Civil y fue una asidua crítica del peronismo, al que juzgó como antidemocrático.[2] En 1958, participó de la división del Partido Socialista y la fundación del Partido Socialista Argentino, ocupando la dirección del diario La Vanguardia.[6] Continuó trabajando hasta sus últimos años, siendo una de las fundadoras de la APDH en 1975.
En 1932, elaboró un proyecto de ley de sufragio femenino que fue presentado por el diputado socialista Mario Bravo y que obtuvo la aprobación de los diputados, habiendo una amplia movilización de mujeres y presión de las organizaciones feministas. Sin embargo el proyecto fue rechazado por el Senado, donde predominaban ampliamente los conservadores.[2] Durante la década 1930-1940 se desempeñó activamente en las campañas de solidaridad argentina en apoyo a la Segunda República Española durante la Guerra Civil Española.[2] En 1936, cuando se realizó en Buenos Aires la Conferencia Panamericana de Cancilleres, organizó en forma paralela la Conferencia Popular por la Paz en América,[1] en el Teatro Augusteo, a la que concurrieron representantes de todo el continente.[35] Con la aparición del peronismo a partir de 1943, y durante los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón, ella manifestó una clara posición opositora criticando los aspectos no democráticos del peronismo.[2]
«Pero el esfuerzo no ha de cumplirse sólo en el plano internacional. No todo está dicho con el informe que, de regreso a su país, presente cada delegado. Es necesario que en cada nación se inicien o intensifiquen las tareas que corresponden, para que las decisiones no sean letra muerta.»
Alicia Moreau de Justo.[31]
En 1946, escribió su libro La mujer en la democracia,[1] en 1947 el peronismo sancionó la ley del voto femenino (hecho que ella misma definió como «una maniobra política y no como una conquista social») y en 1949 una nueva Constitución Nacional que establecía la igualdad plena de la mujer y el hombre y la responsabilidad compartida frente a la patria potestad.[36] Moreau, a pesar de su oposición al peronismo, apoyó rotundamente esas decisiones, que concretaban el objetivo por el que había luchado durante cuarenta años.[37] Cecilia Lérici, una dirigente del Partido Socialista, comentó que en aquel momento dijo: «¡Qué bueno!, aunque venga del gobierno peronista».[38] Nunca tuvo una actitud despectiva con Eva Perón, pero sí la calificó como una mujer «rebelde».[39]
Como parte de su larga lucha pacifista, en 1947, después de la Segunda Guerra Mundial, fundó la filial argentina del Acuerdo Mundial por la Paz que agrupaba «a todas las mujeres del mundo que deseaban luchar contra la guerra, con espíritu de justicia y solidaridad humanas.»[17] Fue representante de la Argentina en el Congreso Mundial Femenino que se celebró en París ese año.[17] En 1951, las mujeres argentinas pudieron votar y ser votadas para cargos nacionales por primera vez en la historia, siendo Moreau electa para integrar la lista de diputados nacionales junto a otras mujeres socialistas.[40] Sin embargo, en el marco de la persecución del gobierno contra los opositores, fue detenida y, luego de ser liberada debió silenciarse, por lo que no pudo votar.[41] En 1953, se desmoronó La Casa del Pueblo tras un incendio producido voluntariamente y ocurrieron una serie de atentados y ataques con bombas molotov a múltiples bibliotecas y locales socialistas.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Alicia_Moreau_de_Justo
Eva Perón
En la historia argentina existe un reconocimiento unánime sobre el hecho de que Evita realizó una tarea decisiva para el reconocimiento de la igualdad de derechos políticos y civiles entre hombres y mujeres. Durante su gira europea precisó con claridad su punto de vista frente a esta cuestión:
Sufragio femenino
El 27 de febrero de 1946, tres días después de las elecciones, Evita pronunció su primer discurso político en un acto organizado para agradecer a las mujeres su apoyo a la candidatura de Perón. En esa oportunidad Evita exigió la igualdad de derechos para hombres y mujeres y en particular el sufragio femenino:
La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos.
El proyecto de ley fue presentado inmediatamente después de asumido el nuevo gobierno constitucional, el 1 de mayo de 1946. La oposición de los prejuicios conservadores resultaba evidente, no solo entre los partidos opositores sino incluso dentro de los partidos que sostenían el peronismo. Evita presionó constantemente a los parlamentarios para que lo aprobaran, causando incluso protestas de estos últimos por su intromisión.
A pesar de que era un texto brevísimo en tres artículos, que prácticamente no podía dar lugar a discusiones, el Senado recién dio media sanción al proyecto el 21 de agosto de 1946, y hubo que esperar más de un año para que la Cámara de Diputados sancionara el 9 de septiembre de 1947 la Ley 13.010, estableciendo la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres y el sufragio universal en la Argentina.[32] Finalmente, la Ley 13.010 se aprobó por unanimidad.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Eva_Per%C3%B3n
No hay comentarios:
Publicar un comentario