PROSTITUCIÓN Y TRATA DE PERSONAS: VIOLENCIA
SIMBÓLICA Y ECONÓMICA
Por Zula Lucero
Activista social y feminista. Comunicadora, fotógrafa y madre. Hace más de 7 años forma parte del colectivo de información alternativa Indymedia Buenos Aires. Integra el grupo Mujeres al Sur, feminismo de Base y la colectiva de intervención en el espacio público Colectivizando Acciones que interpela a los varones sobre sus prácticas y a la sociedad en general. Desde el mes de julio de 2009, brinda talleres de comunicación con perspectiva de género y clase a mujeres en situación de prostitución y vulnerabilidad. Actualmente vive en la Ciudad de Buenos Aires,
Argentina.
Esclava de tu placer
Es igualita a tu fantasía. Bella y joven, casi adolescente. Esa pollera corta, deja ver más que el contorno de sus piernas. La boca pintada de rojo intenso, su mirada perdida, algo aletargada. Pero eso no te importa. Ella es justo lo que soñaste. Carnes firmes, pechos redondos. Te acercas a la barra y preguntas cuánto cuesta un momento con ella.
El precio te parece conveniente, no es mucho para cumplir una fantasía. Un hombre la toma del brazo y la trae hasta donde estas. Ella ni siquiera te mira, pero no te importa, sólo quieres un momento con su bello cuerpo. Te pide que la acompañes hasta el final del pasillo, ahí entran en una habitación pequeña, sin ventanas. Ella se desnuda y se deja caer pesadamente en la cama. No lo podes creer, toda para ti por poco dinero. Ella no dice nada, solo a veces se escucha un sollozo. Acabas, te levantas y te vas.
En la Argentina, 600 mujeres y niñas están desaparecidas, según las estadísticas oficiales. Ellas fueron introducidas en alguna de las 5 grandes redes mafiosas de prostitución que funcionan en el país. La forma de reclutamiento es el secuestro o el engaño. El método persuasivo: la tortura física y psicológica. Luego de sometidas, sus cuerpos se convierten en mercancía: se venden, se compran, se exportan, se importan.
Los que sostienen la demanda: los clientes. Los proxenetas y tratantes quienes ofertan. La maquinaria capitalista está en marcha para un negocio rentable. A diferencia de las drogas, una mujer puede ser vendida miles de veces, hasta 30 por día.
Nada de esto sería posible si la impunidad no estuviera garantizada, con policías cómplices, fiscales que no investigan, jueces que no condenan.
Mientras tanto, la sociedad naturaliza la prostitución, la forma más antigua de explotación. Miles de mujeres están siendo secuestradas, engañadas, torturadas y esclavizadas para tu placer. Quizás viste a Marita Verón (1), a Florencia Pennachi (2), a Fernanda Aguirre (3), a Andrea López (4) a Otoño Uriarte (5) antes de que apareciera muerta en un canal de riego. Las están desapareciendo para que sean tus putas. Nosotras las estamos buscando, las queremos con vida.
¿Dinos en qué cabaret las viste anoche?"
(1) Fue secuestrada el 3 de abril de 2002 en San Miguel de Tucumán, Argentina
(2) Desapareció el 16 de Marzo de 2005. Ciudad de Buenos Aires
(3) Tenía trece años cuando desapareció, el domingo 25 de julio de 2004 de la provincia de Entre Ríos.
(
4) Desapareció de Santa Rosa La Pampa el 10 de febrero del 2004.
(5) Tenía 16 años cuando desapareció el 23 de Octubre de 2006, luego de una intensa movilización popular y de reclamos de aparición fue encontrada muerta.
El jefe policial está implicado en su desaparición y muerte. (Rio Negro)
Dominación patriarcal
El complejo entramado social, cultural y económico que sostiene este delito está estrechamente vinculado con la naturalización de la prostitución. Práctica que se apoya en el patriarcado otorgándole el marco simbólico que habilita la explotación sexual de mujeres, niñas y niños.
Las relaciones de poder instituidas por el sistema patriarcal que domina nuestras sociedades favorecen a los varones y discrimina a las mujeres. Los textos escritos y tradiciones orales muestran la historia de la opresión de las mujeres desde la perspectiva masculina. En este sistema patriarcal el único deseo posible es el masculino, convirtiendo a las mujeres en objetos posibles de ser poseídos y apropiados.
La aceptación social y cultural del consumo de la prostitución implica una legitimación de la violencia sexual que se ejerce. No solo porque existe un intercambio de dinero, o cualquier otro intercambio comercial, sino porque refuerza la cosificación de mujeres y niñas.
Sin embargo en esta acción sexual violenta no hay sexualidad, porque el deseo y el placer de las mujeres esta suprimido. Un estudio reciente realizado por la organización Prostitution Research & Investigation, entre 700 hombres de seis países distintos, da cuenta que muchos de los varones que consumen prostitución no se sienten bien realizando esta práctica, pero este sentimiento negativo no es suficiente motivo para que desistan de pagar por sexo. Muchos de ellos, además, se mostraban indiferentes ante la posibilidad que esas mujeres fueran explotadas sexualmente aunque tenían evidencias palpables de esa violencia como golpes, magulladuras y moretones.
La prostitución institucionaliza las suposiciones más básicas de la dominación masculina como orden social, o, incluso civilizatorio. El proceso de socialización de los hombres está construido sobre la certeza de que su sexo les otorga derecho a disponer del cuerpo y de la sexualidad de las mujeres. Tratándose de este supuesto derecho, es legítimo conseguirlo y preservarlo, aunque sea con violencia.
El cliente/prostituyente siempre esta invisibilizado en esta practica, a pesar de ser quien sostiene la demanda, por lo tanto no recibe ningún tipo de estigmatización, muchas veces es desde los medios de donde parte la aprobación del consumo de los cuerpos.
La profesora Isabel Moya directora de la “Editorial de La Mujer”, expresó en el taller regional sobre comunicación realizado en La Habana, Cuba y auspiciado por la Cátedra "Mirta Aguirre", la Oficina de la UNESCO en La Habana y el Programa
Internacional para el Desarrollo de la Comunicación: “Los medios establecen, a través de sus discursos, un eje de matrices culturales, donde se explicita y reproduce el poder hegemónico. Se constituyen en uno de los mecanismos de reproducción del patriarcado en el plano de la subjetividad (…) Se constituyen en escenario fundamental para la reproducción de juicios de valor, sistemas normativos, mitos, estereotipos y prejuicios con que los individuos funcionan para reconocerse a sí mismos, a su grupo, y, a su vez, diferenciarse en su especificidad”
El psicólogo Juan Carlos Volnovich realiza preguntas inversas a las que generalmente se hace sobre las personas en prostitución: ¿cuáles son las condiciones sociales y las determinaciones subjetivas que empujan a los varones a incorporarse al universo de clientes? ¿Por qué millones de varones eligen comprar (¿alquilar?) los cuerpos de mujeres, llamar sexo a esa operación y, aparentemente, disfrutar con ello?
Más aún: ¿por qué se ha extendido tanto el consumo sexual pagado en épocas como la que nos ha tocado vivir, cuando la liberación femenina alienta una sexualidad a la carta "gratuita"?”
El sistema patriarcal convierte al cuerpo de la mujer/niña/niños explotado sexualmente, en ese agente transmisor a través del cual los hombres comparten su sexualidad. En la prostitución, los hombres utilizan los cuerpos de mujeres para comunicarse entre ellos mismos y para expresar lo que les une, y que al fin y al cabo se reduce a que ellos no son mujeres. Podría decirse que esta práctica es el medio para ejercer poder y degradar a la persona al nivel de objeto.
¿Vos sos caníbal?
El 23 de Septiembre de 2008 varios colectivos realizaron una intervención de interpelación, en las calles Lavalle y Florida de la Ciudad de Buenos Aires donde funcionan varios prostíbulos, dirigidos a los varones sobre el consumo de prostitución.
El disparador fue la pregunta ¿Vos sos caníbal? Inspirada en una idea de la artista plástica Luz Darriba. Los 1000 platos collage con imágenes pegadas de cuerpos, fueron entregados instando a los hombres a pensar sobre las prácticas legitimadas socialmente, referida al consumo de los cuerpos de mujeres, niñas y niños. Detrás de ellos se colocaron volantes con la siguiente inscripción:
NO TE CONVIERTAS EN CANÍBAL Y ACTÚA
El cliente de prostitución/ prostituyente: consume la vida de mujeres, niñas y niños reduciéndolas a bocas, vaginas y anos para abusar sexualmente.
¿Y la prostitución?
23 de Septiembre día Internacional contra la Explotación sexual
La idea de los platos no sólo era señalar la responsabilidad de los clientes/prostituyentes, además apuntaba a interpelar a los hombres que no consumen prostitución, pero que avalan con su silencio.
Un negocio rentable
El capitalismo se basa ideológicamente en una economía en la cual el mercado predomina, realizándose transacciones entre personas, empresas y organizaciones que ofrecen productos y quienes los demandan. El mercado se regula mediante las leyes de la oferta y la demanda. Entonces el valor de cambio adquiere su máxima realización, y todo lo que se produce esta destinado a ser vendido. Este modelo convierte a las personas en mercancías y la relación entre personas se mercantiliza y se cosifica. Es en este sistema donde la trata de personas y la prostitución se convierten en un negocio rentable.
El licenciado Alberto Ilieff integrante de la Coalición contra la Trata de
Personas en la Argentina (CATW Ar) expresa en su artículo La trata un buen
Negocio: “La finalidad última de la trata de personas es la explotación, fundamentalmente la explotación sexual y la laboral. Este aspecto del delito, muchas veces al centrarse el tema en las consideraciones legales o en la situación de las víctimas, tiende a quedar oculto.
En todos los casos el móvil último de la explotación es la obtención de ganancias elevadas, lo que inserta y relaciona indeleblemente el tema con el sistema económico mundial, siendo esta inserción uno de los motivos que le aportan estabilidad, crecimiento y globalidad. Esta condición es la que dificulta sobre todo el logro de un retroceso efectivo de la trata y explica la falta de voluntad política para actuar contra ella.
El enfatizar este punto de vista no significa reducir este complejo tema a la variable económica, sino hacer notar que además de las condiciones patriarcales, machistas, del modo en que la subjetividad de la mujer y el hombre son construidas, junto a los mitos y al imaginario social, es necesario también considerar el beneficio económico pues este aporta las bases materiales que se conjugan con los condicionamientos simbólicos.”
Se estima que la trata de personas mueve anualmente 32.000 millones de dólares, convirtiéndose en un “comercio” en pleno crecimiento y extremadamente lucrativo. Las personas que se benefician con esta actividad no corren casi ningún riesgo y esto ha llevado a que se convierta en el tercer negocio ilegal más lucrativo.
La rentabilidad de esta actividad, sumada a la complicidad de los estados, proporcionan el andamiaje de impunidad necesario para que las redes mafiosas funcionen con total libertad.
Migración a la explotación
A finales del siglo XX, la explosión de las economías globalizadas que generalizaron la pobreza, produciendo a su vez una marcada concentración de la riqueza, llevaron a un incremento de las migraciones, y a su vez al aumento de la trata de mujeres con fines de explotación sexual. Estos efectos económicos y sociales acentuaron la desigualdad de las relaciones de género, posicionando a las mujeres y niñas en un grupo de máxima vulnerabilidad.
El informe del año 2006 “Hacia la esperanza” producido por el Fondo de
Poblaciones de Naciones Unidas (UNFPA), daba cuenta que de los 95 millones de migrantes mundiales, las mujeres constituyen el 50%. Refiriéndose a la problemática de trata de personas expresa: “La trata de seres humanos es un fenómeno mundial impulsado por la demanda y estimulado por la pobreza y el desempleo. Lo frecuente es que muchas víctimas de trata respondan a anuncios que les ofrecen empleo como niñeras, modelos, peluqueras, bailarinas o camareras, o que amigos y, a veces incluso parientes, actúen como reclutadores.”
Pobreza y Vulnerabilidad
“¿Cuál es la verdadera causa que origina el tráfico de la mujer, no solamente de la blanca, sino de la negra y la amarilla? Naturalmente es la explotación, que engorda el fatídico Moloch del capitalismo con una labor pagada a un misérrimo precio, lo que empuja a miles de jóvenes mujeres, muchachas y niñas de poca edad hacia el pozo sin fondo del comercio del lenocinio.”(Emma Goldman, feminista anarquista 1869 – 1940)
“No tenia como darle de comer a mis hijas”.
“En mi país solo había hambre y desesperación, no me gusta trabajar en un cabaret pero por lo menos tengo que comer y donde vivir”
Los derechos económicos, sociales y culturales están vinculados a las condiciones indispensables para satisfacer las necesidades básicas del ser humano tales como: alimento, vivienda, educación, cuidados de la salud y empleo digno. Estos incluyen los derechos a la educación, vivienda adecuada, alimentos, agua, el nivel de cuidado de salud más alto que se pueda obtener, el derecho a trabajar y los derechos en el lugar de trabajo, así como los derechos a la cultura de las minorías y las poblaciones originarias.
En el año 2000, Naciones Unidas comenzó a poner énfasis en la pobreza como una de las principales causas de desigualdad de género, a lo que denominaron:
“feminización de la pobreza”.
En el informe producido por este organismo daba cuenta que la mayoría de los
1.500 millones de pobres, que viven con un dólar o menos diario, eran mujeres.
La desigualdad económica no solo afecta a las mujeres que viven en la pobreza, sino también a las que están insertas en el mercado laboral. Una mujer gana en promedio un 50% menos que un varón por la misma tarea.
Son las mujeres a quienes se les niega el acceso a la tierra, a los préstamos, a la educación, a la salud, a la vivienda digna. Y quedan atrapadas en un ciclo de pobreza que difícilmente puedan revertir, dejándolas en una situación de extrema vulnerabilidad social.
La Plataforma de Acción aprobada por la Cuarta Conferencia Mundial sobre la
Mujer, celebrada en Beijing en 1995, considero que la pobreza que afecta a las mujeres requiere atención especial y la adopción de medidas por parte de la comunidad internacional, los gobiernos y la sociedad civil.
La pobreza, la falta de educación, ser la responsable del sustento de los hijos e hijas y la violencia, son algunos de los factores que llevan a miles de mujeres y niñas a situaciones de vulnerabilidad convirtiéndolas en victimas fáciles de las redes de tratantes y proxenetas.
Nadie consciente su propia explotación
En el último tiempo, luego que la trata de personas adquirió mayor visibilidad, se instalo el debate sobre la existencia de una prostitución forzada y otra prostitución consentida. Postura alentada principalmente por Estados Unidos. En muchos países se han adoptados leyes que son una copia del Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional.
Este protocolo hace una diferenciación entre las personas en prostitución; separándolas entre quienes son forzadas y quienes lo eligen “voluntariamente”, vinculando a esta problemática con una cuestión de seguridad de los estados y no como un tema de derechos humanos.
“Yo quiero salir de la puta calle. Una vez salí y tuve que volver no podía soportar verme de nuevo en esa esquina, entonces empecé a consumir cocaína y a cortarme los brazos.”
“Después de atender un cliente me siento violada. La prostitución es violación paga”.
Las mujeres en prostitución no disfrutan con esta actividad, la violencia es una constante. Muchas de ellas durante años ocultan esta situación a sus hijos e hijas, sufren guardando este secreto durante años.
“Me preguntan por qué no trabajo limpiando”.
“Algunas veces los vecinos nos tiran cosas desde las ventanas y no dicen que nos vayamos de su barrio”.
“A veces me dicen: ¿no es más digno pedir monedas?”
Las estigmatización es una constante, el señalamiento social las ponen en una lugar donde no sólo son desvalorizadas sino que llegan a un punto donde ellas mismas sostienen su desvalorización.
“Para mí lo más difícil de recuperar cuando dejé la prostitución, fue el placer, hacer el amor porque quería y con quien yo quería”.
“Volver a sentir es todo un proceso, sólo podíamos tener un orgasmos con nuestro explotador”.
Su placer es expropiado del mismo modo que lo es su cuerpo. Algunas pueden recuperar su placer y su deseo, otras nunca lo consiguen.
“Hay veces que siento tanto odio, tanta ira que quiero romper todo. Después me quedo en la cama por días y no quiero salir”.
La depresión es una constante en las personas en prostitución, las situaciones traumáticas por las que han pasado sumado a la pobreza las pone en mayor vulnerabilidad.
“No quiero que ningún hombre me mande”.
”No quiero a nadie que me diga que tengo que hacer, durante años soporté que me digan que tenía que hacer, que tenía que pensar y que tenía que sentir”.
Muchas mujeres que han salido de la prostitución difícilmente pueden construir una relación de pareja.
Durante años fingen placer, fingen orgasmos, fingen roles que no desean, soportan violencia unas veces sutiles, otras extremas. La prostitución está muy alejada de esa idea generalizada de “vida fácil”.
La trata de personas para fines de explotación sexual es la consecuencia de la naturalización de la prostitución. Naturalización que perpetúa la violencia que se ejerce sobre mujeres, niñas y niños vulnerables. No es posible encarar esta problemática sin observar la multiplicidad de factores que actúan. Terminar con esta práctica violenta no es un pensamiento utópico. Experiencias como la de Suecia demuestran que es posible dar verdaderas y posibles soluciones.
En ese país la prostitución está considerada como un aspecto de la violencia ejercida por el hombre contra mujeres, niñas y niños. Está reconocida oficialmente como una forma de explotación y constituye un problema social, que no sólo daña a la mujer o niña/o que es prostituida sino también a toda la sociedad.
Desde el año 1999, la compra o intento de compra de servicios sexuales, constituye un delito que puede tener una condena de multas o cárcel de hasta seis meses. Las personas en prostitución no sufren persecución legal, son consideradas personas vulnerables. El estado ha desarrollado políticas públicas que apoyan a las personas que quieren salir de esta situación y destina importante recursos en educación para la población porque entienden que sólo se puede terminar con este flagelo si se encara desde lo cultural.
El informe producido por Médicos del Mundo “La prostitución desde una perspectiva de Derechos Humanos” presentando en la Comisión mixta Congreso- Senado en España expresa: “La prostitución no es una institución femenina, es controlada por hombres y mantenida mediante la violencia; si bien a una pequeña escala local puede ser, a veces, un negocio consensuado sobre el que la mujer ejerce un cierto control, la realidad demuestra que se trata de un grupo minoritario, de apenas un 5%, donde la mujer tiene libertad de consentimiento; libertad que, a estas alturas debemos entenderla en un concepto democrático y no hacer manidas, retorcidas y sesgadas interpretaciones de la misma porque no se encuentra ninguna de estas condiciones atenuantes en el estado actual y global de la prostitución, cuyo análisis es imposible sin la intrínseca relación con el tráfico, la globalización y el tráfico de personas con fines de explotación sexual.
El mercado mundial del sexo es casi completamente coactivo, mantenido a base de altos niveles de violencia y basado en la completa subordinación de las mujeres…no eligen prostituirse sino eligen, en determinados casos, subsistir con las alternativas que le ofrece el país receptor de la inmigración, ese país supuestamente desarrollado que en algunos casos fomenta y, en otros tolera, el enriquecimiento de la industria sexual y el abuso de los prostituidores a costa de la miseria que padecen la mayoría de las mujeres emigrantes, porque tampoco es casual la disminución de las mujeres prostitutas nacionales; es decir, en los países donde la mujer ha podido ir aumentando sus capacidades, sus posibilidades de elección y de tener acceso a los recursos económicos ha elegido no prostituirse, así de claro. Por tanto ¿de qué libertad estamos hablando?”
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) elaboro un Informe Mundial sobre la Trata de Personas. Se basa en los datos recabados en 155 países, brinda la primera evaluación mundial del alcance de la trata de personas y de las actividades que se desarrollan para combatirla.
En él se consiga que el número de condenas por el delito de trata de personas apenas supera el 1,5% por cada 100.000 habitantes, un número insignificante tomando en cuenta la cantidad de víctimas. Además reitera que la forma más común de trata de personas es la de explotación sexual.
El 30% de los países que informaron sobre el género de las personas procesadas por este delito corresponde a mujeres. La Oficina resalta que: “Las mujeres delincuentes desempeñan un papel más destacado en la trata de personas que en ningún otro tipo de delito. En Europa oriental y Asia central, les corresponde a las mujeres más del 60% de las sentencias condenatorias por trata de personas…
Es espantoso que las antiguas víctimas se conviertan en traficantes.”
Sin embargo la UNODC omite decir que por lo general, estas condenas corresponden al eslabón más vulnerable de las redes mafiosas como: reclutadores/as y regentes de prostíbulos pero difícilmente, los Estados, apuntan a desarticular las grandes redes de trata y prostitución.
Cuando pensamos en la prostitución y su consecuencia más aberrante la trata de personas, no podemos hacerlo solo desde un punto de vista, porque hay una multiplicidad de factores que operan para esclavizar seres humanos con total impunidad.
El patriarcado y el capitalismo, la pobreza y la concentración de la riqueza, la complicidad estatal y la impunidad de las redes mafiosas, son los elementos necesarios en el que se sustenta la violencia que se ejerce sobre el cuerpo de las mujeres, niñas y niños reduciéndolos “a bocas, vaginas y anos para abusar sexualmente”.
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