viernes, 16 de septiembre de 2011

LA NOCHE DE LOS LAPICES, programa Nº 68 del 16 de septiembre del 2011

El 16 de septiembre de 1976, 10 estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata, son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Todos tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del servicio de Inteligencia del ejército y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que califico al suceso como "accionar subversivo en las Escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".
Los estudiantes secundarios y la política en 1973-1974.
El arribo de la democracia en el mes de mayo de 1973, luego de un proceso creciente de enfrentamientos contra la dictadura miliar que gobernaba desde junio de 1966, trajo consigo la irrupción en la vida política y social de los distintos sectores populares que habían experimentado un crecimiento sustancial durante las luchas; entre ellos, los estudiantes secundarios.
En el movimiento estudiantil secundario se vivieron experiencias hasta ese momentos inéditas en lo referente a participación política, en tanto ésta es atendida en un sentido partidario más o menos directo.
La noche de los lápices (película completa)
El diario La Opinión editó en 1973 un suplemento dedicado al análisis de los fenómenos políticos entre los adolescentes. En dicho suplemento se publicaron los resultados de una encuesta que realizó el periódico entre 252 estudiantes. Se comprobó que el 30.3% de los jóvenes encuestados tenía participación política de algún tipo.
La política había impregnado el conjunto de la vida estudiantil, dentro y fuera de los colegios. Las organizaciones políticas vieron incrementado notoriamente el número de sus militantes y el grado de su influencia. Según el suplemento citado, "las tres fuerzas más importantes son, en este orden, la Unión de Estudiantes Secundarios, (UES), la Federación Juvenil Comunista (FJC) y la Juventud Secundaria Peronista (JSP)"
La encuesta de La Opinión revelaba también que en 1973 los estudiantes secundarios se inclinaban ante figuras emblemáticas de la izquierda, con la salvedad de Perón, quién, sin embargo, asumía para una porción amplia de los estudiantes, contornos casi revolucionarios, pese a todo, quien encabeza la encuesta era el CHE Guevara, con el 67%, a continuación venían J. D. Perón con 66% y a mayor distancia, Salvador Allende 19%; Fidel Castro con 19%; Eva Duarte 17 %; Mao Tsé-tung 16%
En esta encuesta queda por demás claro, que para aquélla generación de estudiantes secundarios, los referentes revolucionarios y socialistas eran los que más ocupaban en la conciencia estudiantil.
En aquellos años se había alcanzado un nivel de conciencia, acción y participación bastante elevados con lo cual el nivel de cuestionamiento al sistema capitalista era de por demás peligroso para la Burguesía y los sectores reaccionarios de nuestro país.
El golpe de 1976
En la historia de nuestro país, como en el resto de América latina, los golpes de Estado siempre estuvieron al servicio de la clase dominante, y del Imperialismo. Pero el Golpe de Estado de 1976 se podría caracterizar no tan solamente, como el más sangriento vivido en la historia de nuestro país, sino que también se lo puede caracterizar como el más pro-imperialista, ya que el estado político-económico que dejo la dictadura a nuestro país le sirvió al Imperialismo para garantizar su hegemonía en la región durante varios años.
Los objetivos del proceso
Uno de los objetivos más tenazmente buscado por la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983, fue neutralizar a buena parte de la juventud y ganar a una porción para su propio proyecto reaccionario.
Para los que no encajaban en sus esquemas, se aplicaban distintos métodos "preventivos", desde el asesinato y la desaparición, hasta la más refinadas formas de marginamiento social y psicológico, pasando, claro esta, por la clásica y tradicional prisión.
Cuando asumieron, en 1976, los militares consideraban que en la Argentina había una generación perdida: la juventud. Esta, por la sofisticada acción de "ideólogos" se había vuelto rebelde y contestataria.
Informe TV sobre La Noche de los Lápices (09/05)
Si bien el gobierno militar toma en cuenta la situación en la que se encontraba la juventud argentina, no fue tan obstinado como para suponer que se debía atacara toda la juventud por igual. La política hacia los jóvenes parte de considerar que los que habían pasado por la experiencia del Cordobazo y demás luchas previas a 1973, los que habían vivido con algún grado de participación del proceso de los años 1973,74 y 75, los estudiantes universitarios y los jóvenes obreros, eran en su mayoría irrecuperables y en consecuencia había que combatirlos. Para ello utilizaron un pretexto tan obvio como falaz, se trataba de subversivos reales o potenciales que ponían en riesgo al conjunto del cuerpo social. El ser joven pasa a ser un peligro.
Al mismo tiempo, y pensando en el largo plazo, se empieza a desarrollar una estrategia que va más allá de la eliminación del "enemigo". Se empieza a poner la mira sobre el relevo. Ahí están los estudiantes secundarios. Al momento del golpe tienen entre 13 y 18 años más de un millón de jóvenes.
El terror en la aulas
Uno de los aspectos más dramáticos de la represión vivida en aquellos años, fue el secuestro de adolescentes. Llegaron a 250 los desaparecidos que tenían entre 13 y 18 años, claro que no todos estudiaban. Muchos se habían visto obligados a abandonar la escuela para incorporarse al mundo del trabajo.
Pero de los procedimientos utilizados, surge claramente que no se trataba de hechos aislados, sino de una investigación permenorizada de distintas escuelas. En una entrevista concedida a un grupo de padres, un Coronel de Campo de Mayo les expresó que se llevaban a los jóvenes que habían estudiado en "colegios subversivos para cambiarles las ideas".
El 16 de septiembre de 1976, 10 estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata, son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Todos tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del servicio de Inteligencia del ejercito y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que califico al suceso como "accionar subversivo en las Escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".
Solo tres de ellos aparecieron un tiempo después. Pablo Díaz, uno de los liberados, declaró en el juicio a las ex juntas: yo pertenecía a la Coordinadora de Estudiantes Secundarios de la Plata y con los chicos del Colegio fuimos a presentar una nota al ministerio de Obras Públicas".
Levantaron chicos en algunos colegios que ellos tenían marcados y enemigo era todo aquel estudiante que se preocupara por los problemas sociales, por fomentar entre los estudiantes la participación y la defensa de los derechos de los mismos.
Hoy, Los lápices siguen escribiendo
Hoy los estudiantes secundarios, están de a poco recuperando aquella tradición de lucha y defensa, por los derechos a una educación al servicio del pueblo y con mayor presupuesto.
Hoy, los secundarios sector dinámico de nuestra sociedad tienen un doble desafío, que es la de reconstruir la memoria de lucha de nuestro pueblo y la de reorganizarse para enfrentar este calamitoso estado de nuestra educación, ya que ellos son los más perjudicados.
Fuente: http://info.nodo50.org/A-pesar-de-La-Noche-de-los-Lapices.html
Lo que hoy se conoce como “La noche de los lápices” fue parte de este plan represivo puesto en marcha durante la dictadura. El 16 de septiembre de 1976, grupos de tareas conducidos por el general Ramón Camps secuestraron a Claudia Falcone (16 años), Francisco López Montaner (16 años) -ambos alumnos del Colegio de Bellas Artes-, María Clara Ciocchini (18 años) -ex alumna de la Escuela Normal Superior de Bahía Blanca-, Horacio Ungaro (17 años), Daniel Racero (18 años)- ambos de la Escuela Normal Nº 3- y Claudio de Acha (18 años) -alumno del Colegio Nacional de la UNLP-. Todos ellos eran militantes de la UES. Pero no fueron ni los primeros ni los últimos estudiantes secundarios secuestrados en la ciudad. Gustavo Calotti, del Colegio Nacional (UNLP), fue llevado el 8 de septiembre. Víctor Triviño, alumno de la Escuela Media N°2 (“La legión”), el 10 de ese mismo mes. A su vez, el 17 de septiembre fueron víctimas de la represión Emilce Moler y Patricia Miranda, ambas de Bellas Artes (UNLP). Lo mismo sucedió con Pablo Díaz – otro estudiante de “La legión” – el 21 de septiembre. Y hubo otros: la extensa lista está integrada por alrededor de 340 adolescentes de todo el país. Ellos continúan desaparecidos.

Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)

Por Martín Legarralde
En 1977, el Ministerio de Educación junto con el Ministerio de Planeamiento publicaron un documento llamado “Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)”. El documento fue distribuido, y se impuso como lectura obligatoria en todas las instituciones educativas del país. El documento enunciaba como propósito erradicar la subversión del ámbito educativo. Sostenía que, a pesar de tratarse de términos poco acostumbrados, era necesario comenzar a hablar de guerra, de enemigo, de subversión, de infiltración, en ámbitos como el de la educación y la cultura.
El punto de partida para la iniciativa propuesta por el documento era un diagnóstico de la sociedad enferma. En la particular interpretación esgrimida por el Ministerio de Educación respecto de la historia reciente, los procesos de radicalización política, las huelgas, las actividades de las organizaciones guerrilleras se encontraban en el mismo plano que la “desjerarquización generalizada, educación tendenciosa, fomento de la corrupción y pornografía, drogas, etc.” Frente a las explicaciones que atribuían estos y otros fenómenos a causas tales como: la falta de desarrollo, los problemas económicos, una juventud desilusionada
entre otras razones, el documento indicaba una explicación particular: “esas realidades eran utilizadas o aumentadas en unos casos y producto en otros, de un comando que, desarrollando una estrategia perfectamente instrumentada y con una definida ideología, llevaba a cabo lo que técnicamente se nomina “La agresión marxista internacional”.
Seguidamente, el documento definía “conceptos generales” como comunismo, guerra, agresión marxista internacional y subversión. Mediante estas definiciones pretendía construir la figura de un enemigo externo e infiltrado, del que la sociedad debía ser defendida.
Esta concepción dicotómica, que enfrentaba un “nosotros” y un “ellos” se operativizaba en el documento en definiciones de las “organizaciones subversivas que operan en el ámbito educativo”. Este apartado pretendía describir a organizaciones como Montoneros, ERP, FAR, identificando organizaciones estudiantiles asociadas a ellas, como la UES, la JUP o la Juventud Guevarista.
Además, el documento avanzaba en la descripción de posibles estrategias de estas organizaciones en las instituciones educativas, desde el nivel preescolar hasta la universidad. Entre estas estrategias, se ubicaban la comunicación directa entre docentes, la lectura y comentario de libros, la predisposición de los alumnos a “modificar la escala de valores tradicionales (familia, religión, nacionalidad, tradición, etc.)”.
La solución en los niveles preescolar y primario sería el control del director y de los padres sobre la enseñanza recibida por los alumnos. En los niveles medio y superior, en cambio, resultaba necesario otro tipo de intervención represiva, así como la vigilancia y la denuncia entre los miembros de una misma comunidad educativa.
Este documento constituye el caso paradigmático de un continuo ejercicio de control ideológico sobre los actores educativos. Son muchos los casos de docentes cesanteados, perseguidos, o que han debido cambiar de escuela y de localidad, a partir de denuncias de directivos, compañeros o padres. La sospecha, la denuncia, la colaboración abierta en acciones persecutorias afectó la capacidad de las instituciones educativas para construir relaciones sociales e impactó en el lugar que ocupaba la escuela en la reproducción del tejido social. Asimismo, estas condiciones facilitaron las acciones del terrorismo de Estado en el ámbito educativo, debilitando las posibilidades de resistencia y los lazos de solidaridad.
Fuente: www.comisionporlamemoria.org/.../lapices/
2.2- Los jóvenes durante la década del '70
Las generaciones que vivieron durante esa década, tienen características particulares y claramente diferenciadas con respecto a otras generaciones juveniles que vivieron en otro período histórico, la subcultura juvenil tenía como base, fundamento y punto de apoyo el concepto de libertad e igualdad.
Desde fines de la década del '60 fue creciendo en la sociedad la imagen de una realidad atravesada por la violencia institucionalizada e indiscriminada que se expresaba en distintos niveles.
En el ámbito político, luego del derrocamiento por la fuerza del presidente Arturo Illia, comenzó un período de censura, represión, encarcelamiento, persecuciones, tortura, asesinatos de estudiantes, obreros, artistas, y de intimidación permanente, mediante uso de arbitrariedad y de fuerza. En el ámbito social y económico se modificaron las condiciones de trabajo de muchos obreros, se cerraron la mayoría de los ingenios de la provincia de Tucumán, se instalaron ollas populares en el norte del país, se cerraron fábricas, se recortaron los presupuestos para atender la salud y la educación, se intervinieron las universidades, los sindicatos, las organizaciones gremiales y estudiantiles.
2.3- La politización de los jóvenes
Las expectativas de una transformación de una sociedad capitalista por otra en la que prevalecieran los criterios de justicia e igualdad llevaron a muchos jóvenes a interesarse por la acción política. En los barrios, en los centros urbanos, en los colegios y en las universidades, los jóvenes se reunían y se organizaban para resistir el avance de las políticas autoritarias. Los militantes del centro de estudiante y las agrupaciones políticas realizaban actividades de ayuda en los barrios pobres y en las villas miserias. Estas actividades resaltaban la solidaridad, la equidad social, y el esfuerzo comunitario, valores trascendentes que los identificaban como generación.
Esta politización juvenil, tiene su bases en diferentes movimientos socialistas que triunfaban en otras partes del mundo, tales como las rebeliones de trabajadores, movimientos como el "Mayo Francés", o la victoria militar del pueblo vietnamita frente a las tropas estadounidenses. Estos diversos hechos fueron grandes influencias para los jóvenes argentinos.
En la década del '70, los jóvenes y los intelectuales cuestionaron y reflexionaron sobre esta realidad social y política. Con errores, con limitaciones, con poca experiencia de prácticas democráticas, la juventud que había crecido en años de autoritarismo y dictadura, respondió a la violencia, tomando en sus manos la decisión de luchar por la justicia, proponiéndose transformar la realidad, de acuerdo con sus criterios e ideas.
Testimonios, recuerdos, cartas de lectores, son algunos elementos que nos permiten reconstruir valores, actitudes, modelos de identificación, practicas políticas y sociales de aquellos jóvenes y, al mismo tiempo, conocer su propia mirada sobre el tiempo que les tocó vivir.
Por ejemplo, Matilde Herrera, relata la historia de su hijo, un joven que en los años setenta formó parte de una organización guerrillera y que luego fue secuestrado y asesinado por la dictadura a los 23 años de edad.
"En el año 1968, José tenía catorce años:
Martín compartía su habitación con su hermano. La pared que correspondía a José estaba adornada por: una foto de Federico García Lorca sentado al piano; un afiche con la imagen del Che; la fotografía de un joven combatiente vietnamita con un fusil al hombro, los Beatles tomados desde distintos ángulos, el facsímil de un bando del General San Martín dirigiéndose a su ejército; una reproducción de una obra de Paul Klee; un dibujo de Diego Conti y un dibujo de Oski".
Asi describe el "clima" Matilde Herrera, en el libro "José":
"...Los adolescentes vivían un estado de represión permanente. El antiguo decreto de De La Torre, en plena vigencia durante esos años, les impedía toda asociación juvenil a los estudiantes secundarios. Debían asistir al colegio casi rapados, con saco y corbata. No podían circular en la calle después de la diez de la noche; cualquier agente que le pidiese documentos estaba autorizado a llevar a los menores de dieciocho años a la comisaría. En los liceos de señoritas se les prohibía a las chicas encontrarse con muchachos a la salida de la clase. Películas y espectáculos públicos eran casi todos prohibidos para los menores de dieciocho años, en especial los de contenido social y políticos. La idea de que existiera un lugar para que los jóvenes pudieran reunirse, escuchar música o ir a bailar, era como una quimera futurista".
En las reuniones políticas o en las manifestaciones, que fueron permanentes durante esos años, los jóvenes aprendían a compartir sus vidas y sus ideas, así como también compartían los peligros y la represión. Chicas y chicos, codo a codo, escapaban corriendo frente a la policía que avanzaba. Se sostenían unos a otros llorando y vomitando como consecuencia de los gases que se lanzaban contra toda manifestación pública. También aprendieron los adolescentes el camino de la clandestinidad. Todo estaba prohibido como consecuencia, aquello que intentaran hacer, ya sea reunirse, expresar sus ideas, conocer o cuestionarse siempre sería clandestino.
Fuente: http://html.rincondelvago.com/jovenes-durante-la-dictadura-argentina.html
Día Nacional de la Juventud

El 16 de septiembre se conmemora el Día Nacional de la Juventud en recuerdo de los jóvenes militantes secundarios secuestrados hace 35 años por fuerzas militares, durante la denominada “Noche de los Lápices”. La fecha fue instituida a través de un proyecto de Ley presentado por el entonces presidente Néstor Kirchner en el año 2006, con el objetivo de "reivindicar la militancia y el compromiso de aquellos jóvenes que fueron desaparecidos en la última dictadura militar argentina".

Fuente: http://www.juventud.gov.ar/notas.php?id=108
1- Marco Normativo - Ley Nº 13.098, reglamentada por Decreto Nº 2269/2010
Por Ley Nº 13.098 se dispuso la reducción del cincuenta por ciento (50%) en la tarifa ordinaria del autotransporte de pasajeros, para los alumnos regulares del nivel secundario, terciario de grado y universitario, en el período correspondiente a los ciclos lectivos o desde el 1º de febrero hasta el 20 de diciembre de cada año, si aquellos no estuvieran determinados, exclusivamente para su traslado directo a los establecimientos educacionales desde su lugar de residencia y viceversa, en los servicios de transporte de pasajeros de jurisdicción provincial sujetos al régimen de las leyes Nros. 2.449 y 2.499.-

2- Beneficiarios:
Alumnos Secundarios, Terciarios de grado y Universitarios.-

No hay comentarios: