viernes, 16 de julio de 2010

RESPONSABILIDAD CIUDADANA/LIBERTAD MORAL, programa del 16 de julio de 2010

¿EXISTE LIBERTAD SIN RESPONSABILIDAD?

“Hacer lo que a cada uno se le dé la gana” es un claro ejemplo del error mencionado anteriormente, en que se confunde el significado de libertad con el de libertinaje que es un vicio desarrollado por el mal uso del poder de elección que tenemos las personas. Dos significados (complementarios entre sí) que me parecen cierto sobre la libertad son:
• “La libertad no es una facultad sino una propiedad de la persona, más específicamente de la voluntad. Es un poder que tiene el hombre de dirigir su conducta hacia fines que él mismo se ha propuesto, sin ser coaccionado por ninguna fuerza externa o interna” (autodeterminación) y
• “… la libertad supone el poder de ser plenamente uno mismo, o la capacidad de llegar a ser plenamente uno mismo;… de realizar plenamente nuestras potencias humanas.”

Un hombre es más libre cuando tiene varias opciones para decidir entre ellas. Cuando decide una opción buena, que de acuerdo a su naturaleza humana lo haga crecer como persona e inclusive ayude a los demás que estén involucrados, está ejerciendo positivamente su libertad, la que crece con la repetición de este acto, creándose un buen hábito, que ya llegando a ser una virtud le traerá más felicidad a la persona libre, dueña de sí mismo.
Por otro lado, tenemos la responsabilidad. Frecuentemente se relaciona esta facultad del hombre con la obediencia. Responsabilidad no es obedecer, va mucho más allá. Ser responsable es aprender a tomar decisiones y responder por los actos realizados u omisiones hechas por uno mismo, sea que hayan sido voluntarios o no, sin importar si éstos fueron planificados de manera personal o grupal. Además, ser responsable implica preocuparse porque aquellos en quienes se puede influir, conozcan esta virtud y la desarrollen.
Una vez aclarados los términos, se puede encontrar que hay un nexo entre libertad y responsabilidad. Si la libertad es poder escoger entre varias opciones, diferenciar y decidirse por la mejor, la responsabilidad es el acto que le sigue: responder por los actos realizados. Al decir actos realizados, no sólo se refiere a las acciones hechas después de haber tomado una decisión, sino todos los pasos previos a la misma, como el informarse sobre el tema, plantear y descubrir posibilidades, etc. Cada cosa que hagamos, así no sea una toma formal de una decisión, son decisiones que tomamos, aunque sea de manera inconsciente; por ejemplo, ante una situación nueva para nosotros, debemos informarnos apropiadamente para poder conocer y tomar una buena decisión, pero antes, tenemos la opción de informarnos o de no hacerlo. Si por cualquier motivo no nos informamos sobre la cuestión, es nuestra responsabilidad las consecuencias que surjan a continuación, más aún si tomamos la decisión final y sus repercusiones son negativas y afectan a terceras personas.
Como sabemos, las personas somos libres de escoger entre varias posibilidades cuando éstas se den, pero también podemos escoger entre emprender, o no emprender una posibilidad de acción personal. Con esto quiero decir que si por vagancia, inseguridad o falta de compromiso no nos involucramos en algo bueno, y a raíz de eso, esta bondad no llegó a los posibles beneficiados de la misma, los responsables somos nosotros mismos.
Como fue mencionado anteriormente, la responsabilidad no sólo conlleva el responder, sino el inculcar a aquellos que nos rodean a ser igualmente responsables (tal vez nosotros no lo seamos actualmente, pero por lo menos si luchamos por serlo está bien). El otro día escuché un dicho que decía algo así: “quien no se educa en casa, adquiere padres en la calle”, esto no debe suceder en los hogares, a pesar de que las familias van cambiando, la enseñanza de valores siempre debe permanecer ya que es así como una persona crece como ser humano, los padres no sólo deben preocuparse por cuidar físicamente de sus hijos, de que tengan qué comer y dónde dormir, deben procurar hacer de sus hijos personas de bien: libres y responsables. No pueden exigir únicamente obediencia por imposición a sus hijos. Lo ideal es guiarles a crecer en su autonomía, sobre todo cuando están entrando en la adolescencia, deben enseñarles cómo poder tomar buenas decisiones o a aceptarlas, y a ser responsables por ellas, y no decidir por ellos, o hacerse responsables por las consecuencias de los actos de sus hijos.
“Libertad sin responsabilidad es libertinaje, responsabilidad sin libertad es esclavitud”
[1] Beatriz Londoño de Posada Medellín 2002.
[2] “La educación de las virtudes humanas”, David Isaacs.
[3] Beatriz Londoño de Posada, 2004.

Fuente: www.valoralamor.com/pdf/exist_libert_resp.pdf

Fragmento

Lic. Psicología (UBA) Juan Martín Nuñez
UNA OBSESIÓN (Refiriéndose al mundo posmoderno)
El hombre está encerrado en si mismo, cada uno conectado en su casa al gran chupete televisivo o la computadora; cada uno inventando sus propios códigos de conducta y valores, sin asumir responsabilidad personal en la construcción del bien común.
Se nos propone una adolescentización banal de la sociedad. Estamos sometidos a un permanente bombardeo de pautas y consignas inspiradas para colmo en aquellos aspectos parciales de la adolescencia más conflictivos y negativos: la irresponsabilidad, la fugacidad y superficialidad del compromiso, la indiscriminación, el consumismo irrefrenable y compulsivo.
La juventud es propuesta como único paradigma a imitar, se evade asumir la responsabilidad de la adultez, todo está sustentado en el aquí y ahora adolescente. Sólo importa el presente, no hay proyecto (del latín “pro-yectum”, lanzado hacia) de futuro, todo es efímero, importa más la cáscara, lo externo, la apariencia, que el contenido.
Esta irracionalidad posmoderna tipo mercachifle (Persona excesivamente interesada en sacar provecho económico de su trabajo o profesión) también se refleja en las normas personales que arbitrariamente cada uno establece: hay una ética pragmática que presenta al hombre cerrado en si mismo, dictándose sus propios valores.
Cualquier mención de algún absoluto externo y distinto es ignorado y vivido como una represión de su libertad. Lo sociocultural es entendido como un enjambre de costumbres y valores que impiden en cierto modo cualquier juicio de valor específico. La religiosidad, cuando se la tiene, es sustentada artificial y ritualmente, olvidando que una fe sin obras es una fe muerta. Los fanatismos y fundamentalismos dividen a los seres humanos y en nombre de Dios se cometen las peores atrocidades, desde las masacres étnicas, las guerras de conquista por las riquezas del suelo hasta los más sangrientos atentados terroristas.
Familia
Para posibilitar todos esos logros será fundamental la familia. Los padres son los encargados, con responsabilidad indelegable, de ayudar a su hijo en su despliegue existencial. Lo corporal se transmite mediante la herencia, y lo psicológico se encausa mediante la educación. Pero lo espiritual se manifiesta sólo en la realización de la existencia. La familia brinda reparo a la persona infantil que no puede existir por sí sola.
Los niños y adolescentes deben ser reconocidos como seres humanos diferentes; deben ser respetados sus derechos en su propia vida. Por ende, los padres funcionan para ellos como modelos a seguir, mostrando con sus acciones los valores en que creen, pues lo que el hijo cree es lo que el padre hace, no tanto lo que dice.
La familia es la comunidad natural en la que el hijo se hace cada vez más libre, nace y es en ella educado hacia su libertad autodeterminada. Este despliegue de la libertad del adolescente presupone un paulatino desarrollo de la independencia y responsabilidad de su conciencia, que posibilita sus elecciones personales.
Debe ser acompañado por los padres (aunque les sea trabajoso) sin elegir por ellos, pero tampoco cayendo en el facilismo de desentenderse del tema.
Un justo y equilibrado término medio entre libertad e imposición es la más difícil tarea de los padres y la actitud más deseable: ni desatención que produzca el libertinaje o el escapismo, ni un autoritarismo que genere conformidad, indecisión, cobardía, traumas o rebeldía.
Límites claros y comprensivos que cuidan y acompañan, son imprescindibles para el adolescente; y aunque él a veces no lo exprese verbalmente, los agradece y necesita íntimamente, pues son índice del valor e importancia que él tiene para sus padres. Son como las guías que posibilitan al retoño crecer rectamente hasta ser un árbol adulto.
Lic. Psicología (UBA) Juan Martín Nuñez

Fuente: http://farodelautopia.webcindario.com/la_adolescencia_en_la_posmodernidad.htm

Importancia de los valores.

Los valores son pautas y guías de nuestra conducta. Sólo el hombre es capaz de trascender del estímulo al sentido. Las personas nos interrogamos constantemente acerca del significado de nosotros mismos, de lo que hacemos y del mundo que nos rodea. Esto es un indicador de que las personas tenemos necesidad de encontrar un sentido, de obrar con propósito claro, de saber a dónde nos encaminamos y por qué razón. Una escala de valores permite elegir entre caminos alternativos. Es como el mapa del arquitecto; no es necesario que continuamente, pero conviene tenerle presente.
Un sistema de valores permite al hombre resolver los conflictos y tomar decisiones. La escala de valores será responsable en cada caso de los principios y reglas de conducta que se pongan en funcionamiento. La carencia de un sistema de valores bien definido deja al sujeto en la duda, a la vez que lo entrega en manos ajenas a su persona.
Los valores son la base de la autoestima. Se trata de un "sentimiento base" (McDougall, fue un psicólogo inglés), un sentimiento de respeto por uno mismo. Este sentimiento necesita, para mantenerse y verse reforzado, de un sistema de valores coherente. Sólo sé quién soy si sé lo que prefiero, si sé definir algunos objetivos de mi vida con cierta claridad. Y solamente sé lo que quiero si he asimilado algunos valores que me ayudan a entender, dar sentido y expresar mi relación con el mundo y con las cosas de manera integrada y que me proporciona paz.
Los valores son inseparables de la ética. Esto es natural, porque todo lo relacionado con el hombre implica una dimensión ética. Por eso, educar en valores es una educación en libertad y para la libertad; ésta es la base de la ética. Así pues, no es suficiente conocer los valores, sino que hay que integrarlos en la propia vida. Este es el objetivo de la educación moral. El hombre es un ser ético o moral. Posee un conocimiento operativo de la diferencia objetiva entre el bien y el mal y también de la posibilidad que el hombre tiene de realizar actos buenos o malos. La bondad o maldad de un acto no depende de su realización física, sino de su relación a su propio fin y percepción. Un acto es bueno cuando se ordena al fin propio del hombre. La expresión del orden que regula los actos humanos es la ley. Moralidad y ley se hallan estrechamente relacionadas.

Conductas que fomentan la libertad responsable

José Antonio Alcázar

La responsabilidad va de la mano de la libertad y la presupone. No serviría de nada intentar que nuestros hijos asuman los resultados de sus decisiones si antes no hemos procurado que puedan decidir. La familia es la mejor escuela de una educación en y para la libertad responsable.

A. OFRECER LA VERDAD. HACER PENSAR.
• Aprovechar las ocasiones que ofrece la vida familiar para hablar con los hijos, potenciando su sentido crítico.
• Prevenirles contra la influencia manipuladora de los medios de comunicación.
• Fundamentar lo que se dice. Distinguir la verdad objetiva de la opinión personal.
• Enseñarles a considerar las cosas y a razonar, para que no se dejen arrastrar por estados emocionales pasajeros y a no juzgar con precipitación.
• Exponer las razones, los motivos que aconsejan actuar de un modo u otro.
• Ayudarles a prever las consecuencias de sus decisiones libres.
• Enseñarles a sopesar (equilibrar) las razones y argumentos de las distintas opiniones.
• Enseñarles a buscar sinceramente la verdad y a ser coherentes.

B. RESPETAR A LA PERSONA. COMPRENDER. CONFIAR.
• Respetarlas indicaciones y aptitudes que tiene cada uno.
• No violentar a nadie, no forzar, no pedir imposibles.
• Reprender, cuando sea necesario, sin insultar ni humillar.
• Ofrecer confianza.
• Escuchar con atención, esforzándose por comprender a los hijos, pues no hay clima de libertad si el diálogo sereno no preside la relación interpersonal.
• Reconocer y valorar sus decisiones acertadas.
• Comprender y hacer comprender que hacer lo que se entiende que se debe hacer supone, muchas veces, un esfuerzo considerable, y no siempre se logra.

C. FORTALECER LA VOLUNTAD CON EL EJERCICIO DE LAS VIRTUDES. ESTIMULAR LA RESPONSABILIDAD.
• Acostumbrar a que sean valientes, a que respondan personalmente de sus obras sin pretender esconderse en el anonimato.
• Animar, con talante positivo, a volver a empezar una y otra vez, sin dejarse vencer por el desánimo.
• Proporcionar ocasiones de ejercitar las virtudes, de asumir responsabilidades, de acuerdo con sus posibilidades, en la vida familiar.
• Fomentar la participación activa y responsable en la familia mediante los encargos o la ayuda entre hermanos.

D. FOMENTAR LA INICIATIVA PERSONAL.
• Ayudar a encauzar rectamente sus afanes e ilusiones. .
• Promover hábitos -proporcionando ocasiones de ejercitarlos- de autonomía, autodominio, iniciativa, elección, decisión y participación.
• Facilitar ocasiones en las que hayan de tomar sus propias decisiones. No tomar decisiones que los hijos puedan tomar por sí solos.
• Respetar las decisiones responsables.
• Animar a que organicen por su cuenta algunas actividades y a que participen responsablemente en otras.
Fuente: http://www.mercaba.org/ARTICULOS/conductas_que_fomentan_la_libert.htm

Las Normas Morales como expresión de los Valores Morales (estudio realizado en México)
Fragmento
El proceso de desvalorización siempre ha estado presente en todos los tiempos y civilizaciones; empero no tan acentuadamente como en la contemporaneidad. Aunque todavía existen personas que revelan una gran calidad humana, es decir, que asumen las normas universales de toda sociedad, tales como la responsabilidad, la humildad, la honradez, la solidaridad, el respeto, entre otras; la mayor parte de la población reproduce lo opuesto: la negligencia, el engaño, la agresividad, la envidia, etc. Sobran los ejemplos cotidianos que pueden comprobar esta hipótesis. Veamos tres casos: la escuela, la familia y la pareja.
En el primero (LA ESCUELA), lo único que se ha conseguido es reproducir una instrucción tradicional, desvinculada de las demandas efectivas de los mexicanos, y que, además, soslaya la enseñanza y práctica de los valores. Comúnmente, los problemas típicos de los alumnos pertenecientes a las instituciones de educación básica (particularmente en el grado de secundaria) son: irresponsabilidad en la elaboración de tareas escolares, falta de respeto a los profesores, agresividad física o verbal hacia los compañeros, vandalismo y demás. Para algunos adultos las actitudes anteriores podrían ser normales e incluso justificables ya que los cambios emocionales y físicos de la infancia a la adolescencia son diversos; pero tal no es una verdad absoluta sino circunstancial puesto que los individuos son impredecibles, distintos entre sí, únicos, y se desarrollan conforme a las variables y situaciones de su entorno. Por ello, los profesionales de la formación escolar deberán promover ambientes áulicos agradables y educar para evitar toda manifestación anémico social o de pérdida de valores. Desde esta perspectiva, la nueva educación del siglo XXI tendrá que ser esencialmente preventiva.
Acerca del segundo (LA FAMILIA), a pesar de ser considerada como primordial núcleo socializador y potencial transmisor de normas morales al sujeto, en varias ocasiones ha transitado por un proceso de degradación; tal es el caso de los que viven diversos niveles de violencia intrafamiliar, la desintegración, la envidia entre hermanos, la deshonestidad, la desigualdad o preferencia hacia algún hijo, la desconfianza o escasa comunicación, etc. Para contribuir activamente a la solución de estas problemáticas, una alternativa viable es que las instituciones educativas de dicho nivel fortalezcan sustantivamente y renueven cursos, asesorías pedagógicas generales y especializadas referentes a la enseñanza de los principios universales, con el fin de impartir una educación moral a los padres, en diferentes horarios y de acuerdo a su tiempo libre. De ahí que la familia tendrá que sostener correspondencia directa con la escuela.
Respecto al tercero (LA PAREJA), tanto el matrimonio como el amor libre son loables sólo si son honestos y vislumbran proyección, es decir, si existe plenamente el sentimiento sincero y mutuo. No obstante, también se presentan condiciones contrarias: la infidelidad y el interés meramente material o económico, por ejemplo, lo cual resulta ser una relación bastante superficial, mundana, efímera en esencia. Ante esto, una vez más, se plantea necesariamente y con mayor alcance la impartición de los principios mencionados.
Fuente: http://www.monografias.com/trabajos15/valores-humanos/valores-humanos.shtml


José Repiso Moyano
(Poeta, periodista, escritor español)
LIBERTAD RESPECTO A UNA RESPONSABILIDAD
El niño quiere hacer esto y lo otro, todo por curiosidad, por ansia, para abarcar una "libertad global", sin apenas prever lo que pueda acarrear lo que intenta: sus consecuencias.
El niño o se modelará, -se condicionará necesariamente, se educará- o será el camino de una desproporcionada participación por unos intereses prioritarios para todos; por eso, el niño deberá, por necesidad, conocer su posible utilidad social, su medio responsable, si en verdad se pretende que sea libre, un ser consciente y responsable sobre lo que hace o desea hacer. Deberá, entonces, saber lo que es "ser libre con respecto a una responsabilidad".
La educación es imprescindible, la base que permite cualquier convivencia, con la que una persona comprende que la libertad -su libertad- obligatoriamente ha de ser restringida a favor de que exista una libertad comunitaria o social; porque toda libertad -participativa- está condicionada o vinculada a principios, y éstos son los que evitan los resultados destructivos.
También la libertad de los gobiernos no ha de ser la que ellos desean por capricho, sino la que debe ser condicionada a la mayoría, es decir la que se compromete a defender los derechos humanos de todos; ya que es un compromiso ser libre, un no consentir que privilegiadamente los derechos fundamentales se cumplan sólo en unos.
Y porque los derechos humanos únicamente son realizables con unos mínimos recursos -sin recursos se restringe la libertad hasta de vivir-, la libertad responsable tendrá que motivarse para que eso no sea así, para que todos tengan esos mínimos recursos: dispensar ese hecho con una clara intencionalidad.
Si no, el liberalismo voraz engañará hoy y mañana a todos, se depravará aún más con bonitas palabritas en una impostura de manipulaciones, como se manifiesta, ni más ni menos.
Si no, la inmigración, las bolsas de pobreza, la explotación, la carencia de las necesidades básicas, etc., seguirán y seguirán como consecuencias de un grave error al que los gobernantes no quieren hacer frente ni ver; y heredarán esa irresponsabilidad a sus hijos.
No pueden seguir manipulando el enorme significado de la libertad.

Fuente: http://hem.bredband.net/rivvid/invita/repiso.htm

FRASES:

*El Libre Albedrío No garantiza La Libertad Duradera
La habilidad de elegir lo que deseamos hacer (libre albedrío) no garantiza la libertad duradera. La libertad duradera depende de LO QUE elegimos, no del mero hecho de que podemos elegir una de muchas opciones. Un ejemplo simple te ayudará a recordar este punto. Tienes la libertad física de poner tu mano en una estufa candente, pero no estás libre de evitar la quemadura y el dolor que son los resultados de elegir esa mala opción. También, puedes elegir hacer algo moralmente incorrecto, pero, como con la mano quemada, no puedes evitar el daño a tu alma, ni el dolor que sigue en tu vida.

*Cuando no dirigimos nuestra elección a un auténtico bien, no es fruto de nuestra libertad sino de libertinaje. El libertinaje es como la enfermedad de la libertad, es el abuso de nuestra libertad no para hacernos crecer como personas sino para deteriorarnos. Por ejemplo: Si usamos nuestra libertad para usar drogas nos estamos haciendo esclavos de ellas y alterando nuestras facultades mentales, nuestra propia libertad.

*Aristóteles (384-322 a.C.): "Lo que causa placer a quienes cometen ultrajes es que piensan que el portarse mal les hace superiores".

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